ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Normalidad democrática
Por Almudena Hernández
1 min
Sociedad23-05-2011
El movimiento 15M ha cuestionado muchas cosas, ha hecho muchas preguntas y ha planteado un debate que dormía el sueño de los justos. En la sociedad española hay mucha gente cabreada y muchos de los argumentos que han acampado en la Puerta del Sol de Madrid, y en otras muchas plazas españolas en los últimos días, han dejado su poso. Motivos no faltan. Sólo hay que hablar con las familias, con los estudiantes, con los parados, con los enfermos, con los inmigrantes... La cuerda social estaba demasiado tensa y tenía que romperse. Sin embargo, no hace falta acudir al Kilómetro Cero para enarbolar la banderla única de la democracia real. A los jóvenes nos falta estudiar más, escuchar a los mayores y, sobre todo, abrir más los ojos. Lo que ha ocurrido en la Puerta del Sol, afortunadamente, también sucede en otros lugares del país, sin necesidad de comisiones y portavoces ni riadas de mensajes en las redes sociales. Pero, claro, ahí no estamos los medios de comunicación para contarlo. Es un grandioso síntoma de normalidad democrática compartir mesa en una celebración religiosa con personas que comulgan con otras creencias; ayudar a buscar el DNI a un anciano que aún recuerda los zumbidos de las bombas para que pueda votar a un partido democrático; ofrecer la sonrisa sincera y un gesto de cordialidad a quienes sabes que, ideológicamente, no coinciden contigo. Afortunadamente, detrás de los partidos políticos hay personas, y entre ellas, también hay buena gente. No todo, y ocurre en todas las formaciones, es trigo sucio. Sólo buscando esa dignidad humana que tanto nos une e identifica podemos sustentar la auténtica democracia. Será imperfecta, pero nuestros padres y abuelos se dejaron la piel un día para que la disfrutásemos. No seamos tontos.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo