ANÁLISIS DE INTERNACIONAL
Es el Gada-fi-nal
Por Isaac Á. Calvo2 min
Internacional27-02-2011
El final de Gadafi ha llegado, se ponga como se ponga el dictador. Ahora solo tiene que decidir cómo quiere que sean sus últimos días al frente de Libia, país que lleva dirigiendo desde hace más de 40 años. Según sus propias declaraciones, dice que va a resistir hasta el final y a morir como un mártir. Habrá que verlo. Lo que sí es seguro es que, al igual que Muamar al Gadafi llegó al poder por una revolución, una revolución va a acabar con él. El pueblo, alentado por los recientes ejemplos ocurridos en Túnez y Egipto, se ha cansado de la situación que lleva décadas sufriendo y se ha levantado. Primero lo hizo de forma pacífica, pero la brutal represión ejercida por Gadafi ha desencadenado un movimiento armado que ya controla numerosas ciudades libias y que avanza de forma imparable. Gadafi no ha sabido ver que su final era inminente y, en vez de dejar el poder, ha preferido usar la fuerza bruta contra la población. Lo que demuestra que a los dictadores no les interesa su pueblo, sino su propio interés y enriquecimiento. El propio líder libio, en un intento desesperado para convencer a los líderes mundiales, afirmó que detrás de las revueltas está Al Qaeda. A Gadafi se le olvida que él mismo es un reconocido terrorista que auspició varios atentados en Europa, como, por ejemplo, el del avión de Pan Am en Lockerbie (Escocia), en 1988, donde murieron 270 personas. Es cierto que Libia, años después, tuvo que indemnizar a los familiares de las víctimas, pero desde hace mucho tiempo los líderes europeos han estado riéndole las gracias y excentricidades a Gadafi. Son pocos los mandatarios de la UE que no han recibido o visitado oficialmente al líder libio. Algo que vuelve a poner en evidencia el ya famoso refrán de "por el interés te quiero Andrés". Estados Unidos nunca se fió del régimen libio y ahora, como casi siempre, lleva la voz cantante en la actual crisis. La ONU está lenta, como siempre, y la Unión Europea, mientras tanto, ha vuelto a demostrar sus limitaciones en política exterior, con declaraciones tardías y sin demasiada fuerza. Y todo ello, pese a que tiene el problema muy cerca de sus fronteras, mucho más cerca de lo que parece.
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Isaac Á. Calvo
Licenciado en Periodismo
Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación
Editor del Grupo AGD