ANÁLISIS DE DEPORTES
Si hay coraje, el juego es secundario
Por Alejandro G. Nieto
2 min
Deportes13-02-2011
Brindó el Real Madrid en Cornellá una lección de garra y coraje que no recuerdan los merengues más bisoños, pues hacía años que el equipo blanco no se batía con semejante bravura. Puede, incluso, que los de Chamartín elevaran el orgullo de su afición como no lo hacían desde las últimas pinceladas de magia del Madrid de Zidane. A cinco puntos del Barcelona, uno de los conjuntos más perfectos de la historia, la Liga sigue complicada, pero de bregar con tal intensidad en lo que resta de campeonato, los seguidores madridistas acabarán a buen seguro más que satisfechos el curso, lleguen los títulos o no. En cinco meses es casi imposible construir un equipo campeón, y sin embargo Mourinho ha levantado la estructura, tabicado y solo le queda rematar la obra. Solo le falta a este Madrid una mayor vocación por el toque, por practicar el juego vistoso que por tradición reclama el Santiago Bernabéu, por llevar siempre la iniciativa en lugar de dejarse domar primero y luego salir en estampida. La medular azulgrana nada tiene que ver con la del conjunto de Concha Espina, y no se le puede pedir a Mourinho que practique un juego que le es impropio. Pero con jugadores de la finura de Ozil, Xabi Alonso y Kaká hace bien la hinchada en exigir, al menos, el llevar la batuta del juego. No es el juego combinativo un requisito esencial para llegar a la cumbre y levantar trofeos, y es muy probable que los de Mourinho visiten la Cibeles este año pese a no alcanzar la brillantez futbolística de su eterno rival. La afición se contentará este año con volver a cantar el alirón en cualquier competición, sobre todo si es a costa de doblegar al Barcelona, pero atendiendo a la historia reciente es de esperar que tarde o temprano acabe levantando la voz si el juego del equipo se aleja tanto de su ideal. Solo hazañas como la del Espanyol ensalzan tanto el ánimo como el estilismo del fútbol azulgrana. Para gustos, hay aficiones. Personalmente, si mi equipo se deja la piel como lo hizo el Madrid en Cornellá o como la Ponferradina esta jornada ante el Villarreal, poco me importa el resto.
