SIN CONCESIONES
El malo de Mubarak
Por Pablo A. Iglesias3 min
Opinión07-02-2011
Cuando Sergio Leone filmó la película El bueno, el feo y el malo seguramente no pensó que tendría tantísimo éxito. Tampoco imaginó que décadas después se consideraría un clásico. Posiblemente jamás se le pasó por la cabeza que se convertiría en una fuente de símiles y metáforas. El trío que conformaban los actores Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach ha sido imitado en múltiples ocasiones. Dentro y fuera de la gran pantalla. En la ficción y en la realidad. Por otros tres personas o por uno solo. En ocasiones, un único individuo es capaz de aglutinar las características de bueno, feo y malo. La vida da muchas vueltas y, con frecuencia, quienes son aupados a lo más alto sufren caídas estrepitosas en prestigio, mérito, éxito, ánimo, confianza e incluso poder. Al pensar estos días en Hosni Mubarak he recordado el título de ese gran western que es El bueno, el feo y el malo. El presidente de Egipto tiene mucho de las tres cosas. Nadie discutirá en estos tiempos que corren que a Mubarak se le tilde como "el malo" de la película que en directo nos muestran los telediarios desde El Cairo. Tampoco creo que vayan a tachar de mentiroso a quien ose definir al dirigente africano como "el feo", especialmente a la vista de la protuberancia que separa sus grandes ojos y que por su forma podría llegar a recordar al monte Sinaí. Lo que pocos, muy pocos, se atreverán a sostener es que Mubarak sea "el bueno" de una historia, cualquiera. Pero durante décadas sí lo fue, así se le consideró y como tal se le trató en Occidente. Muchos de los que ahora señalan con el dedo a Mubarak, de los que exigen su dimisión, de los que conspiran para derrocarle del poder y de los que reclaman una transición democrática en el país de las pirámides... muchos de esos son los mismos que hasta hace apenas un año le llamaban por teléfono, le aplaudían sus gestos de amistad a Europa, le solicitaban que mediara en el conflicto entre israelíes y palestinos y le protegían con quién sabe qué clase de armas. Así que tengo la extraña -cada vez más frecuente- sensación de que los poderosos nos mienten y engañan a su antojo con el único propósito de perpetuarse en los privilegios que disfrutan con nuestra silenciosa e ignorante complicidad. Si tan malo y tan corrupto es Mubarak, tendríamos que preguntarnos por qué la comunidad internacional le ha permitido mantenerse en el poder desde 1981. Son supuestamente treinta años de "dictadura", consentida por Naciones Unidas, por la Unión Europea y también por EE.UU. El denostado Mubarak acumula el mérito de haber mantenido a Egipto en la moderación durante décadas y de haber sabido frenar a los radicales islamistas que amenazan la zona con toda clase de métodos, incluida la violencia. De los delitos que se acuse a Mubarak habría que pedir responsabilidades a nuestras propias naciones, que ahora arrojan la piedra contra el presidente como si no tuvieran nada que ver con él. De la noche a la mañana han olvidado los tiempos en que le presentaban como "el bueno" de la película y nos venden que es "el feo" y "el malo" al mismo tiempo. Pero la vida nos enseña cada día que el blanco y el negro rara vez se presentan como colores puros. A Clint Eastwood también le presentaban como "el bueno" en la famosa cinta de Leone y, sin embargo, su personaje era un pistolero con pocas bondades.
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito