ANÁLISIS DE ECONOMÍA
Había dejado de soñar
Por Gema Diego
2 min
Economía09-01-2011
Había dejado de soñar porque objetivamente ya lo tenía todo. O, mejor dicho, la Crisis le había impelido a conformarse con lo que tenía. No puedes querer más, le decía la Crisis; no puedes querer más porque he asfixiado todas tus vías de escape y estoy socavando hasta aquello que creías más seguro. Y entonces cerró los ojos; o en realidad los abrió y se colocó unos palillos para empacharse de realidad y evitar que se le cerraran. Se dijo: Date con un canto en los dientes. Hay quien no tiene para comer, y a ti te llega hasta para tomarte alguna caña de vez en cuando. Hay quien trabaja de sol a sol y no le quedan fuerzas más que para tirarse por la noche en un sucio jergón y dormir con pesadillas. Y se aferró a lo que tenía sin más resquicios por los que dejar entrar al exterior que el soniquete de las noticias de la radio anunciando cifras negativas de paro, inflación y crecimiento, malos presagios de agencias de calificación. Apuntaló con frases de locutor su propio mensaje. Date con un canto en los dientes. De repente, una tarde, se dio cuenta de que la Crisis había conseguido que dejase de soñar. No era capaz de ilusionarse ni con la visión de un helado de chocolate. Para qué, si degustar tamaña delicia no iba a teñir de dulce el resto de su vida. Si no podía tener todo, era preferible quedarse con la nada. Pero una mañana reaccionó. Era mejor un todo con matices que la nada. Y sobre todo era mejor porque ese todo con matices le permitía volver a soñar. Tuvo que reaprender lo que había olvidado. Salió a la calle mirando hacia el cielo en vez de a las baldosas. Tarareó canciones llenas de fuerza en los autobuses urbanos, se perdió entre los vericuetos de un libro de aventuras, recuperó sus disfraces de personaje de ficción, y por fin consiguió que la realidad no le importara tanto porque, ya fuera sobre la tierra o dentro de su mente, siempre iba a poder ir más allá. Ya no se conforma. Ha vuelto a soñar, porque sabe que sus sueños son más fuertes y tienen más vida que la crisis. De hecho, en su cabeza ya la dejado sin sombrero quitándole la mayúscula. Le ha perdido el respeto.
