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ANÁLISIS DE ESPAÑA

Cuento de Navidad

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura2 min
España13-12-2010

A Zapatero se le apareció una de estas noches el fantasma de las navidades pasadas. Le mostró los años en los que el talante era suficiente para mantenerse en la cima de ese poder que él tanto ansiaba. Le devolvió a la época en la que prometía Estatutos de autonomía, revisaba la memoria histórica, la libertad religiosa o promovía Alianzas de Civilizaciones en el extranjero mientras en casa bastaba con practicar la política de todos contra el PP. Sostenido por nacionalistas, gobernaba en Galicia, Cataluña y Madrid. Había cheque-bebé, 400 euros, subida de pensiones... la economía no era un problema y España seguía creciendo al calor de la burbuja inmobiliaria. La valoración del presidente era alta, eran días felices y quien no estuviese a su lado era simplemente un facha, un maltratador, un insolidario, homófobo, racista... Pero el tiempo descubrió a un Zapatero cuyo único objetivo era contar votos como el tacaño señor Scrooge contaba su dinero. Las consecuencias de su cortoplacismo antropológico se las mostró luego el fantasma de las navidades presentes. Le enseñó un presidente que ya no sonríe y que deja el talante en manos de militares y estados de alarma. Sus planes de entendimiento entre culturas y su apuesta por el laicismo quedaron en simples fuegos de artificio. Los vencidos siguen buscando a sus familiares en cunetas y fosas aun cerradas. Gallegos y catalanes ya no le ríen sus gracias soberanistas y los nacionalistas ya no le necesitan. Las pensiones se congelan, los 400 euros se eliminan y la economía, ay la economía. Tan preocupado estaba en contar sus votos que miró para otro lado cuando le advertían de que el sistema financiero se iba al carajo. Eran falsos augurios de antipatriotas. Silencioso y oscuro se le apareció después el fantasma de las navidades futuras. Le enseñó un Zapatero olvidado por los que le pideron que no les fallase aquella noche de marzo de 2004. Olvidado también por su propio partido rendido ya al nuevo líder Rubalcaba. Ya nadie tenía en cuenta su legado más allá de un mal recuerdo de la democracia. Quienes no estaban a su lado ya no eran fachas, racistas o homófobos, sino parados, pensionistas, obreros, mineros de Rodiezmo, jóvenes mileuristas, que pese a su talento y sus ganas, tienen que emigrar lejos de un país en el que no encuentran su sitio. El protagonista de la obra de Dickens rectificaba a tiempo tras tantas evidencias. El presidente socialista, en cambio, sigue perdido en su realidad parelala pensando que el final del túnel está ya a la vuelta de la siguiente curva.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio