ANÁLISIS DE SOCIEDAD
El certamen de Miss Ministra
Por Almudena Hernández
2 min
Sociedad24-10-2010
Ocurre todos los años. Cuando salen en televisión las supuestas guapas de España desfilando con su banda y representado a su provincia. Debe ser cosa de la globalización, o del cambio climático que hace mutar las especies, pues viene siendo muy normal que una sea de Alicante o de Badajoz y lleve colgado una banda con el nombre de Huesca o Lugo. El entretenimiento missístico continúa en la caja tonta con el deporte nacional español: la crítica. Las pobres muchachas se exponen a un terrorífico jurado que no hace más que ponerlas de vuelta y media sin conocerlas. Es el otro deporte "tipycal spanish": la envidia. Pero también es cierto que siempre las hay más guapas que las guapas oficiales. Con los gobiernos del presidente más feminista de todos los tiempos ocurre prácticamente lo mismo. Y no hay que comparar sólo en cuanto a belleza. Desde hace tiempo las carteras de los ministerios participan en un desfile desafortunado y surrealista. Las doñas valen lo mismo para un roto que para un descosido aunque, eso sí, siempre van muy bien vestidas. Y como ante el certamen de Miss España también la plebe se aplica en ejercitar las dos modalidades gimnásticas del momento. Siempre hay una expepción, como es el caso, pero en general el desfile femenino ministerial de la nueva era planetaria que ha decidio abrir Zapatero no merece más que críticas, en el sentido destructivo de la palabra. Dirán los defensores de las flamantes "acarteradas" que no las marecen, pero entre la población femenina -¡y masculina!- que engrosa la lista del paro hay decenas de candidaturas más capaces y hábiles que entre las Leires y cía. Lo lógico es que se las tenga envidia, pues mientras ellas posan con sonrisitas y modelitos en el traspaso de cartera, miles de féminas con amplio currículo, formación de nivel y experiencia laboral se ven condenadas al infierno del paro. Y eso no es para reírse ni para lucir un diseño a la última. Lo triste, señoras ministras y "miembras", es que para las españolas no sirve con cambiarse la banda. Mientras algunas de ustedes van de un cargo a otro, sepan lo que sepan, sean de Teruel o de Melilla, políticamente hablando, el resto sufre las consecuencias de una crisis mal gestionada por el presidente más feminista de la historia de España. Y todo esto, para que luego digan, lo escribe una mujer, la que aquí firma.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo