ANÁLISIS DE INTERNACIONAL
Colombia está esperanzada
Por Isaac Á. Calvo2 min
Internacional26-09-2010
Colombia está esperanzada. Lleva décadas sufriendo el azote de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), pero esta guerrilla considerada organización terrorista por la Unión Europa y Estados Unidos, entre otros, es ahora menos fuerte. El Ejército colombiano consiguió acabar con Mono Jojoy, uno de los principales líderes de las FARC, con fama de frío y sanguinario, y que participó en numerosos crímenes. En la operación militar cayeron más guerrilleros, pero la muerte de Mono Jojoy eclipsa a las demás. Lo ocurrido en Colombia no es casualidad. Todo es fruto del compromiso que adquirió el ex presidente Álvaro Uribe y que mantiene su sucesor, Juan Manuel Santos, para acabar con la lacra de las FARC. Gracias a las políticas de mano dura contra el terror, desde hace unos años, el día a día de los colombianos ha mejorado considerablemente. No hay nada peor que vivir con miedo y, poco a poco, están recuperando cotas de tranquilidad. La firmeza y la unidad siguen siendo estrategias fundamentales para acabar con el terrorismo. El diálogo es posible en algunos casos muy específicos y sólo cuando los criminales tienen voluntad real de renunciar a las armas. Lo ocurrido con el Ejército Republicano Irlandés (IRA) es una excepción, ya que la mayoría de los grupos terroristas, en sus momentos de debilidad, utilizan las conversaciones de paz para reorganizarse y fortalecerse (lamentablemente, hay gobiernos que siguen mordiendo el anzuelo). Con las FARC ya se intentó negociar hace tiempo, pero todo acabó en fracaso. Los ideales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia están más caducos que nunca. El mundo ha evolucionado y el comunismo hace años que se desmoronó. A pesar de esto, muchos siguen viendo a las FARC con un halo de romanticismo. Quizá esto sea así porque la mayoría de sus guerrilleros viven en la inmensidad de la selva, se desplazan para cometer atentados y regresan a sus bases. Sin embargo, la realidad muestra a una sanguinaria banda criminal que llego a poner en jaque al Estado, pero que ahora está en declive. Aun así, no conviene lanzar las campanas al vuelo ni bajar la guardia. Pese a los duros golpes recibidos, las FARC todavía tienen capacidad para causar daño. Eso sí, hoy el final de esta organización está más cerca que ayer y todos los éxitos del Ejército de Colombia significan que la población gana libertad y esperanza.
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Isaac Á. Calvo
Licenciado en Periodismo
Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación
Editor del Grupo AGD