ANÁLISIS DE INTERNACIONAL
La que está liando Sarkozy con los gitanos rumanos
Por Isaac Á. Calvo2 min
Internacional19-09-2010
Hay que ver lo que está dando de sí la decisión de Francia de expulsar a los gitanos rumanos en situación irregular. Se lleva semanas hablando de ello y la cuestión se está enquistando, principalmente en el ámbito político, y no precisamente con duros enfrentamientos entre los gobiernos francés y rumano. La Unión Europea ha entrado como un elefante en una cacharrería, critica a Nicolas Sarkozy y ha llegado a comparar la situación de los gitanos rumanos con algunos episodios de la Segunda Guerra Mundial. Sorprende la dureza de la Unión Europea, porque acostumbra a tardar en opinar y suele hacerlo de manera tibia, especialmente en asuntos internos. Sin embargo, en esta cuestión quizá haya pecado de ese mal tan frecuente llamado “lo políticamente correcto”. Cada vez hay más gente que se está cansando de que los dirigentes no afronten las adversidades por miedo a ser tildados de “racistas”, “fascistas”, etc. La inacción institucional sólo facilita que los problemas sigan creciendo. Afortunadamente, Sarkozy no suele ser políticamente correcto. Ya lo demostró en su etapa como ministro del Interior, cuando aplicó mano dura contra la delincuencia juvenil y los disturbios principalmente provocados por magrebíes en varias ciudades francesas. Su firmeza de entonces también fue criticada, sobre todo por la izquierda, pero le dio el espaldarazo para llegar a ser el presidente de la República. Ahora, el Gabinete de Sarkozy ha detectado que los campamentos de gitanos rumanos irregulares son un foco de marginalidad y de potencial riesgo para los ciudadanos, y ha decidido desmantelarlos. Francia es un Estado de Derecho y actúa como tal. No expulsa a los gitanos de cualquier manera, sino que los lleva a su país de origen y además se les indemniza con una cantidad económica. Todo ello sin tener la certeza de que unos meses después los expulsados regresen a Francia, ya que los gitanos tampoco gozan de gran popularidad entre sus propios compatriotas y Rumanía pertenece a la UE. A este respecto, también son muchas las personas que creen que las últimas adhesiones comunitarias se hicieron de manera precipitada, como si la UE tuviera más interés en ampliarse que los propios estados candidatos. Está bien que la Unión Europea crezca. Sin embargo, hacerlo a lo grande (en sólo 12 años se sumaron 12 países y de éstos 10 lo hicieron a la vez) y sin estudiar a fondo las consecuencias para los que ya están dentro del club puede generar problemas y minar el desarrollo comunitario.
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Isaac Á. Calvo
Licenciado en Periodismo
Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación
Editor del Grupo AGD