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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Prohibido tener un hijo torero

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura3 min
Sociedad01-08-2010

Quienes lo son, aman su profesión y la sufren siempre afirman que no quieren que sus hijos sean toreros. Y no porque ser torero sea la peor forma de entender la vida, sino por el enorme sacrificio que supone y la dureza que entraña para quien se ve empujado por la afición hacia esta manifestación secular de la personalidad de los pueblos del Mediterráneo: el toreo, o sea, engañar al instinto con la inteligencia y el valor. ¡Qué mala persona parece el maestro Luis Francisco Esplá, reclamado y valorado asesor de hombres de negocios sobre la gestión del miedo! ¡Qué pésima influencia ejerce sobre sus alumnos con discapacidad el torero retirado Pepín Jiménez, maestro de escuela, que se enfundó el traje de luces por vocación y no por necesidad económica! ¡Cuánto mal ha hecho el toreo a esos chavales que encontraron en él a la familia que no tenían y gracias a él salvaron la vida mientras sus amigos de pandilla morían de sobredosis en los portales de Madrid! ¡Cuánto hambre ha quitado y quita la industria del toro! ¡Cuánto contamina! ¡Qué porquerías de manifestaciones artísticas y culturales ha inspirado la fiesta de los toros! ¡Qué pésima influencia es la lidia de un toro bravo para una sociedad que vive de espaldas a la muerte, con doble rasero moral! ¡Qué asesinos somos los aficionados a los toros! ¡Qué malo debe ser tener un hijo torero! Pero ¿y si realmente el chaval quiere ser torero? No quedaría otra que apoyarle si persevera en su vocación, siempre y cuando, claro, que ese hipotético chaval no viva en Cataluña dentro de un par de añitos. Gracias a la mayoría de parlamentarios catalanes que respaldaron el 28 de julio la iniciativa antitaurina esta comunidad autónoma no podrá acoger corridas de toros a partir de 2012 por un pura alergia a lo español enmascarada con argumentos aparentemente democráticos. También Michael Jackson quiso tener la tez pálida. Y acabó siendo un genio acomplejado y monstruoso ante el espejo. Resulta que luego nos viene la historia a dar lecciones. Y toca callarse. El machista mundo de los toros también se rindió a los pies de la "torero" Cristina Sánchez, y que la señora le echa un par de ovarios al asunto y sale por la puerta grande de la mismísima plaza de toros de Madrid -que tiemble la ministra Aído-; que un chaval de Beziérs se va de casa en plena adolescencia porque quiere ser torero y acaba en Sevilla, entrenando sin descanso en una fábrica abandonada; y de ahí pasa a hacerse un hueco en los carteles de las plazas españolas; y con no poco esfuerzo llega a ser una de las figuras del toreo del momento. Pues resulta que a partir de 2012 quien quiera ser torero no tendrá la libertad para hacerlo en Cataluña, por decisión de la mayoría parlamentaria catalana, que parece escuchar más a unos que a otros para borrarse del apellido todo lo que les acerque a España, y a lo que no es España, llámese también cordura. Eso sí, si el chaval o la chavala -que no se enfade la ministra- quiere fumarse un porro, hacer botellón en plena calle o abortar sin que sus padres se enteren podrá hacerlo sin que esa sección escandalosa e influyente de la progresía le tenga por delincuente o asesino. Pues más de un padre catalán preferirá saltarse la ley, nunca mejor dicho, a la torera y ayudar a su hijo a tocar el triunfo que una vez tocaron Cristina, Esplá o el maestro Pepín, por citar tres ejemplos.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo