¿TÚ TAMBIÉN?
Como si fuéramos inmortales
Por Álvaro Abellán
2 min
Opinión12-07-2010
“Todos sabemos que nada ni nadie habrá de ahorrarnos el final / sin embargo hay que vivir como si fuéramos inmortales”, decía el inmortalmente fallecido Mario Benedetti. Y me da a mí que la clave de la victoria de la selección española, Campeona del Mundo en Sudáfrica 2010, tiene mucho que ver con estos versos. Nuestros jugadores, que son jóvenes, se sienten inmortales. Pero, sobre todo, nuestro entrenador, castigado por los años, tiene un especial mérito por sentirse inmortal y recordárselo a los jugadores. “Sabemos que en una esquina no rosada aguarda el ultimátum de la envidia / pero en definitiva será el tiempo el que diga dónde es dónde y quién es quién”, continúa Benedetti. Si España ha sido el fútbol, sus rivales, especialmente Holanda, han sido el antifútbol. Los anteriores jugaron a la defensiva pero, al menos, fueron honestos. La imagen que deja la tres veces subcampeona Holanda, sin embargo, ha sido patética. Ni la peor Italia ha sido tan guarra, tan protestona y tan sucia como esta Naranja Mecánica, que recuerda más a los personajes de la película de Kubrick que a la Holanda de los 70. En todo caso, España no perdió jamás su fútbol (es más: lo fue re-encontrando) y jugó sin prisas, sin urgencias, sin sobresaltos… como si ellos fueran inmortales y el partido, eterno. Casi todos los partidos los ganaron al final, han cocinado a fuego lento la victoria, no han perdido ni el juego, ni la calma, ni el toque, ni la posición… y todos, al final, han caído como fruta madura. La lentitud de los cambios de Del Bosque, la lentitud para incorporar el córner directo a la cabeza de los centrales, la lentitud para hacer cada gol… son lentitudes que nos pusieron nerviosos a los espectadores, pero que demostraron mucha sabiduría… de quien se sabe inmortal: con un partido y una prórroga por delante. Aun cuando ellos estaban con diez yel marcador a cero, sorprendía ver al sabio Del Bosque pidiendo calma… y a nuestros jugadores emplearse con limpieza, con estilo, con brillo, con arte… como si cada jugada fuera a pasar a la historia y no quisieran ser recordados por un mal gesto, una victoria (o una derrota) injusta, como si supieran que el tiempo y el destino daría la razón a quien siempre procura hacer las cosas bien, con humildad y sin sobresaltos… “sintetizando / todos sabemos que nada ni nadie habrá de ahorrarnos el final / pero así y todo hay que vivir como si fuéramos inmortales”. Así concluye este poema, uno entre tantos del libro La vida, ese paréntesis. Un paréntesis para poner en juego “unos valores y principios” (palabras del míster), los de estos chicos, que son los valores y principios que nos inspiran a todos para edificar ese lugar donde la vida se ensancha.