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ANÁLISIS DE ESPAÑA

Cataluña, otro fracaso de Zapatero

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura2 min
España12-07-2010

Zapatero es el principal culpable del cabreo escenificado en Barcelona contra la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut. Aquel "aprobaré cualquier cosa que salga del Parlamento catalán" resultó tener la misma credibilidad que las promesas por el pleno empleo de los carteles electorales de la última campaña. Y claro, ahora los catalanes se han mosqueado. Lógico. Podría decirse que el resultado final del Estatut es un resumen de la era Zapatero. Una máquina de generar expectativas que luego el tiempo y la realidad demuestran que no pueden cumplirse (el Estatut, el cheque bebé, la Alianza de Civilizaciones, los 400 euros, la negativa a abaratar el despido, la negociación con ETA...). Y esto también ha pasado en su política hacia los nacionalismos. En Cataluña no ha conseguido lo que sí ha sido posible en el País Vasco -con la ayuda del PP, por cierto- para propiciar un cambio histórico desde un proyecto de Estado. El problema llega cuando el principal obstáculo está en tu propio partido. Montilla y sus políticas no pueden ser consideradas como socialistas, ni vale decir que es un ejemplo de la España plural, pues el nacionalismo no cree ni en España ni en la pluralidad de los que no piensan como ellos. La última suya ha sido la de impulsar junto al resto del nacionalismo catalán la manifestación de Barcelona. Allí estaban también los líderes de la izquierda abertzale, por cierto. El PP ha vuelto a poner el grito en el cielo después de ser objeto de una nueva operación contra la corrupción. Creen que la Policía les tiene manía. Desde el Gobierno replican a los populares que callen y acaten las decisiones de la Justicia, pero sin embargo no son capaces de hacer lo mismo con Montilla y su díscolo PSC que no acepta y deslegitima el fallo del TC. Se decía que Aznar era el combustible perfecto que hacía prender el nacionalismo independentista y que con Zapatero, su talante, su diálogo y su sonrisa todo se relajaría. Que el independentismo acabaría reconociendo que contra Aznar vivía mejor. Puede ser. Pero lo que también es cierto que, después de seis años, Zapatero no puede presumir de que su estrategia haya rebajado la crispación territorial entre Cataluña y el resto de España. A la vista está. Ahí se puede apuntar otro fracaso.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio