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ANÁLISIS DE CULTURA

Una residencia de las que no quedan

Fotografía

Por Marta G. BrunoTiempo de lectura2 min
Cultura14-06-2010

¿A qué suena el 27? A epicentro de la cultura, a Europa de entreguerras, a chopo madrileño. Se cumplen 100 años de la mítica Residencia de Estudiantes, cuna de Federico García Lorca, Salvador Dalí y Luis Buñuel. Era una casa abierta a la creación, al pensamiento y a la divulgación del conocimiento. Es de esos centros de los que poco abundan, y joya literaria, lugar de tesoros encontrados como Las meditaciones del Quijote de José Ortega y Gasset o las obras de Azorín. Allí lo principal no eran las novatadas típicas del inicio de curso. Sino que su director, Alberto Jiménez Fraud, pretendió siempre estimular la producción intelectual combinada con la enseñanza universitaria. Por eso, por ser un foco de recepción de pensamiento moderno y de personalidades como Albert Einstein, Marie Curie, o John M. Keynes, surgieron grandes artistas como los citados más arriba y atrajo otros no menos importantes como Miguel de Unamuno, Rafael Alberti y cuatro de los siete premios Nobel españoles. “Espíritu de la casa” es como llamaban sus moradores a esta peculiar residencia, bella estancia neomudéjar, que comenzó con 15 alumnos, con los sonidos del piano de cola que Lorca acostumbraba a tocar en su tiempo libre. Le escuchaba atento el poeta Gerardo Diego, buen crítico musical y asiduo a esa velada semanal. Mientras, Severo Ochoa practicaba en los laboratorios de ciencia experimental. En esta residencia reinó la libertad, se enseñaba, se sugería la constancia, pero nunca se impuso el “porque sí”. La Guerra irrumpió la paz de este vivero intelectual, en el nuevo edificio de la Residencia que el arquitecto Luis Lacasa proyectó en la ciudad Universitaria de Madrid. El número 14 de la calle madrileña de Fortuny se convirtió en paso de enfermeras, médicos y víctimas de la guerra en lo que fue un nuevo hospital. Pero el viejo espíritu de la Residencia de Estudiantes recuperó su pleno fulgor en los años 80. Hoy es cuna de la recuperación de la Edad de Plata de la cultura española y lecho de aprendices, de los nuevos Lorca o Gasset, monasterio de ideas, convivencia de cuatro generaciones que brillaron por cuenta propia.

Fotografía de Marta G. Bruno

Marta G. Bruno

Directora de Cultura de LaSemana.es

Licenciada en Periodismo

Estudio Ciencias Políticas

Trabajo en 13TV

Antes en Intereconomía TV, La Razón y Europa Press