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EL REDCUADRO

Y ahora, el despilfarro de la TDT

Fotografía

Por Antonio BurgosTiempo de lectura3 min
Opinión21-02-2010

Cuando empezaba la televisión en España, José María Pemán contó una historia muy divertida de una tía suya, me imagino que una Pemartín, de los Pemartín de Cádiz de toda la vida. Todo el Cádiz burgués se estaba comprando un televisor. Marca De Wald, que era la más famosa en Cádiz, hasta el punto que sacó la primera chirigota de sólo mujeres de la mano del genial Austin González «El Chimenea», a quien he citado aquí únicamente como inventor del pelachicharos, del partebabetas y del ablandacoles. El Chimenea, pues, no sólo inventó esos prodigios de la nueva cocina pre-Bulli y pre-Basque Culinary Center, sino la igualdad de género en el Carnaval con el «Show De Wald», un mojón pa ti, Bibiana Aído. Contaba Pemán que aquella tía suya no quiso comprarse un televisor, al contrario que todas sus amigas. Y como le preguntaron la razón de su negativa, les dijo: - Hijas, ¿cómo voy yo a meter en mi casa un aparato que me va a llenar la salita de gente que no conozco de nada y que no me ha presentado nadie? Le pasaba a la tía de Pemán como a la abuela de Isabel mi mujer, que cuando tras el Concilio Vaticano II comenzó el rito de darse la mano en la paz en misa, le dijo a la señora que estaba a su lado en la parroquia y que le tendía la suya: - Perdone, pero ¿la conozco yo de algo para que me salude usted? A mí me ha ocurrido ahora como a la tía de Pemán en Cádiz y como a la abuela de Isabel en Pueblonuevo del Terrible. Sin que nadie me la haya presentado, se me quiere meter en la salita una tía a la que no conozco de nada y que no tengo el menor interés de que entre en casa: la TDT. Esa televisión nueva con nombre de insecticida. ¿No estaba prohibido el DDT? ¿Por qué entonces es ahora obligatoria su prima hermana la TDT, que tiene nombre como de matar cucarachas? Y encima, amenazando. Y encima, sin contar con nadie, cada dos por tres te sale en la pantalla de la TV un faldón conminatorio que te dice que a partir del 10 de marzo no hay tu tía sin TDT. ¿No era después de Semana Santa? Vamos a ver, ¿en qué pleno del Congreso de los Diputados se ha aprobado que tengamos que tirar ya mismo los televisores actuales a la basura o gastarnos un dinero en el adaptador de la TDT? Para cosas mucho menos importantes en nuestras vidas se exige una ley orgánica, y ahora esa dictadura tecnológica la imponen por una razón españolísima: porque sí. ¿O es una directiva europea? Peor todavía, unos gachós de Bruselas a los que no ha votado nadie ni ha elegido nadie y que nos están cambiando nuestros modos de vida del modo más dictatorial. ¿Cuánto nos va a costar el cambio a la TDT? ¿Le ha metido alguien el lápiz? ¿Qué necesidad había, con lo bien que se ve la tele con mi televisor de toda la vida, de pantalla ancha, bien profunda, para que mi gato Remo se pueda poner encima calentito a dormir la siesta mientras de vez en cuando le echa una miraíta abajo, a lo de Belén Esteban? Con la crisis que hay, ¿tiene España posición como para permitirse este lujo tecnológico precisamente ahora? ¿Que crea puestos de trabajo? ¡Tequiarcarajo! Como no sea en China y donde fabrican los televisores. Creará puestos de funcionarios, en ese organismo que tiene un nombre de broma: «Oficina Nacional de Transición a la TDT». Transición... Vamos, como lo de Suárez, pero en TDT y sin ducado. Dicen que ya funcionan 26 millones de sintonizadores. ¿Cuánto dinero hemos tirado en eso? ¿Que eso es I+D+I? Antier. Eso es dinero para los chinos, o para los coreanos, que son los que los fabrican. A ver, que levante la mano el que tenga un sintonizador de TDT fabricado en España. Si todavía esto de la TDT fuera como el rótulo de la sombrerería de Padilla Crespo: «Artículo español, jornal para los nuestros»...

Fotografía de Antonio Burgos

Antonio Burgos

Columnista del diario ABC

Andaluz, sevillano y del Betis

** Este artículo está publicado en el periódico ABC y posteriormente recogido de AntonioBurgos.com por gentileza del autor