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ROJO SOBRE GRIS

Necesitamos una casa

Fotografía

Por Amalia CasadoTiempo de lectura2 min
Opinión11-01-2010

Pues será muy moderno, pero a mí, que soy una romántica desconfiada, me apena y mosquea que de aquí a dos años desaparezca en España el Libro de Familia. Seguro que es muy práctico registrar nuestros datos civiles en una gran base informática. Seguro que me ahorra traslados y trámites, pero cuando tenga hijos, pasarán a formar parte de la gran base de datos de ciudadanos, recibirán su “Código personal de ciudadanía”, y ya. Me pregunto qué motivará este empeño de nuestro Gobierno por ir haciendo desaparecer poco a poco las referencias a la familia. No sé si creerán que se puede construir un mundo de forma arbitraria, sin que importe lo que las personas verdaderamente necesitamos. Efectivamente, necesitamos una casa, pero una casa es un lugar físico y algo más. Las personas necesitamos una casa porque necesitamos un hogar. Leía hace unos días en un libro escrito por el marxista John Berger lo siguiente: “Mircea Eliade demostró que la casa, el hogar, era el lugar a partir de cual se podía fundar el mundo. (...) Sin un hogar todo era pura fragmentación”. Es decir: es en el hogar donde se aprende y descubre el significado propio del mundo. Cuando atacamos y destruimos cualquiera de los medios que contribuyen a crear ese hogar, por insignificantes que puedan parecer, lo que desmantelamos es el útero en el que la persona descubre un universo de sentido para entenderse a sí misma y el mundo. Sin hogar, el futuro es mucho más incierto y oscuro. Más triste, más depresivo, más enfermo. Quizás ya lo he escrito alguna vez, pero me fascina esa frase con la que comienza la película Patch Adams: “Toda la vida es un eterno volver al hogar”. Muchas veces le doy vueltas a lo que puede significar esta frase tan real. Y es que volver al hogar es regresar al origen, al sentido de las cosas y de la propia existencia. Si al regresar al hogar en busca de respuestas encontramos ruinas, será mucho más difícil descubrir que nuestra existencia tiene sentido, seremos más tristes, menos apasionados, más débiles y más infelices. Poco importa si la vida no merece la pena, pero si es valiosa, si las personas nos importan y su vida nos preocupa de verdad, reconozcamos que necesitamos un hogar, que la realidad idónea para fundar un hogar es la familia, y que toda medida orientada a que la familia desaparezca será una bala más directa al corazón de nuestra felicidad. Rojo sobre gris al Libro de Familia, que nos reconoce, no como ciudadanos aislados, sino como personas miembros de una comunidad, de una casa, de un hogar, de un universo de sentido.

Fotografía de Amalia Casado

Amalia Casado

Licenciada en CC. Políticas y Periodismo

Máster en Filosofía y Humanidades

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