Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Menudo impacto

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad14-12-2009

Cada cosa que hacemos contamina. Hasta los que piensan que estar sentado ante un ordenador no influye en la naturaleza también están agotando los recursos de la Tierra. ¿De dónde sale la energía? ¿De dónde el coltán de los teléfonos móviles? Las placas solares que plantamos en las modernísimas huertas también provocan efectos en esos recónditos lugares de Asia donde se fabrican. Lo que aquí parece muy limpio quizás no lo sea tanto en ese otro rincón de este planeta en el que vivimos todos. Estamos en el mismo barco. Deberíamos echar la cuenta. Tirar una colilla en la playa roba dos litros de agua al mar al año. Lo que absorve la esponja del pitillo es lo que deja de tener un pez. Pequeños granitos como el de retirar las bolsas de plástico de los supermercados quizás hagan algo, pero no demasiado. La medida, con más o menos marketing no deja de ser contradictoria. Se obliga al cliente a comprar una bolsa reciclada que acabará dañando la espalda por llevar tanto peso, mientras en esos mismos supermercados también se venden productos envasados y plastificados. ¿Por qué no se comercializa toda la fruta a granel y la carne y el pescado sin tanto envoltorio? Desde que nos levantamos e, inculso, cuando estamos durmiendo, el hombre está destrozando el Planeta. Hay quien propone poner coger un individuo al azar y poner ante él de forma material la cantidad de basura que originará durante su vida. Una barbaridad, pero muchísimo menos que la guarrería que es capaz de soltar un avión –cada vez hay más y a bajo coste– ni una industria. De vez en cuando los líderes políticos, azuzados por grupos de interés o por aquello en lo que un día creyeron, se reúnen para elaborar bonitos acuerdos. El Protocolo de Kioto fue un auténtico cadáver en el mismo momento de nacer. Y este de Copenhague es más de lo mismo: papel mojado. La verdadera revolución está en cada uno, en las cosas pequeñas, pero los sacrificios y buenas acciones de la ciudadanía deben respaldarse con responsabilidad desde el poder. De poco sirve separar la basura doméstica en la cocina si el camión que recoge la basura lo junta todo. Y de poco sirve reforestar el campo si el próximo fin de semana una familia se propone pasar el día en el campo y hacer una barbacoa.

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo