Salvad a los marineros... y la imagen de España
Por Alejandro Requeijo2 min
España09-11-2009
Todo se ha hecho mal. Desde el principio se podría haber evitado la angustia que hoy viven los tripulantes del ‘Alakrana’ y sus familiares. Bastaba con que el atunero vasco nunca hubiese abandonado el área de seguridad controlada por la misión internacional Atalanta. Cuando fueron asaltados, se encontraban a 400 millas del perímetro permitido. En ese momento eran 35 horas de distancia de la primera fragata que les podría haber salvado. Esto es importante dejarlo claro para que a la hora de señalar culpables no se busquen ni en el Ejército, ni en el Gobierno, ni en la Audiencia Nacional. Al menos de manera directa. Pero para todo eso ya habrá tiempo. Ahora el único objetivo es traer de vuelta a casa a todos los marineiros, a los arantxales, a los padres, esposos, hijos... Ese es el deber del Gobierno y donde se medirá su eficacia en situaciones límite como esta. Y lo cierto es que a lo largo de un mes de secuestro se han cometido no pocos errores. Fallos que se arrastran de antes. Mientras otros países como Francia no duda en solucionar el problema a cañonazos, la imagen de España en esa zona del Índico no ha sido tan contundente. Más bien todo lo contrario. El precedente del ‘Playa de Bakio’ en el que se pagó el rescate puede haber situado a las embarcaciones españolas como un blanco fácil. Ahora parece que la solución al rescate pasa por devolver a su país a los dos presuntos piratas arrestados. Los que trajo Garzón, en principio, con la ley en la mano. Los que con la ley en la mano han llevado a la Audiencia Nacional a uno de sus mayores ridículos a causa de la presunta minoría de edad de uno de ellos. Las familias piden a la Justicia un requiebro legal -no sería el primero, todo hay que decirlo- para devolverlos a Somalia. Eso es lo que exigen los atracadores para seguir negociando la liberación y desde la clase política no han dudado en plegarse a este chantaje. Ya sea de manera ambigua como la vicepresidenta Maria Teresa Fernández de la Vega o de manera clara como el presidente de la Xunta de Galicia, Núñez Feijoo, o el ‘lehendakari’, Patxi López (asusta que un presidente vasco tarde tan poco en plegarse a las coacciones de unos delincuentes con un secuestro de por medio). Todos ellos desean un final feliz a esta trágica historia. Pero unos y otros deberían tener la altura de miras suficiente para saber que el problema va más allá del ‘Alakrana’. Hay mucho por corregir. Las costas de Somalia seguirán siendo un lugar peligroso para los barcos españoles y evitar que episodios como este se repitan en el futuro dependerá de la imagen con la que España salga de esta crisis. Primero fue el ‘Playa de Bakio’, hoy el ‘Alakrana’, ¿mañana?. De momento, el mensaje no está siendo nada disuasorio.
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio