ANÁLISIS DE DEPORTES
La 'banda' de Memphis
Por Alejandro G. Nieto4 min
Deportes08-11-2009
El inicio del curso en la NBA está dejando un sabor agridulce al público español. José Manuel Calderón no acaba de recuperar su mejor nivel, y los Toronto Raptors, cuyas aspiraciones habían aumentado de cara a esta temporada, no acaban de dar el salto de calidad esperado. Rudy Fernández va perdiendo peso en Portland, donde juega cada vez menos y aporta menos puntos de lo habitual. Sergio Rodríguez, pese a su cambio de aires, disfruta de menos minutos en Sacramento de los que tenía en los Blazers. Y Pau Gasol continúa lesionado, frustrado por lo mucho que se está prolongando una recuperación que parecía fácil. Ante ese panorama, muchos nos habíamos ilusionado con las espectaculares actuaciones de Marc Gasol en los primeros partidos, e incluso habíamos fantaseado con ver a los Grizzlies, reforzados con jugadores de contrastada calidad, deleitando con su juego y regresando a las eliminatorias por el título. Pero la realidad dista mucho de las fantasías. Ha bastado una semana más para comprobar que la posibilidad de que se den tales circunstancias es muy remota. Y lo peor es que todo se debe a hechos extradeportivos, más que a las capacidades de los jugadores en sí. El problema es que en la franquicia de Memphis reina la misma seriedad que en una casa de lenocinio. El pasado verano fueron uno de los equipos que más se movieron. Pero lo hicieron siguiendo unos baremos totalmente carentes de lógica. Por un lado, apostaron por la seriedad y el juego de equipo manteniendo a Mike Conley Jr. como base y fichando a currantes como el novato Sam Young. Pero al mismo tiempo, el conjunto de Tennessee se convirtió en un vertedero al que llegaron todos los desechos del resto de la liga. Ficharon a Zach Randolph, cuya actitud problemática ha ensombrecido siempre su enorme calidad. Firmaron a Allen Iverson, que venía de dejar en la miseria, consecutivamente, a Denver y Detroit. Y se hicieron con los servicios del imprevisible rookie Hasheem Thabeet y del fracasado base Marcus Williams. Todos ellos se unieron a un conjunto en el que, hasta entonces, todo giraba en torno a los egos de dos jovenzuelos con un enorme afán de protagonismo, Rudy Gay y O.J. Mayo. Por ello y por el enorme potencial baloncestístico de la mayoría de adquisiciones, cabía esperar que, o bien el nuevo proyecto fuese un estrepitoso fracaso, o la calidad se acabase imponiendo a la falta de cerebro y los Grizzlies deslumbraran esta temporada. Y por un momento pareció que esta segunda opción podía ser factible. Los dos jugones del equipo han estado rindiendo a un nivel envidiable, Randolph ha aparcado su conflictividad para relucir en la pista y, además, Marc Gasol estaba completando los mejores partidos de su carrera. Pero todo fue un espejismo. Rudy Gay, humilde como es, no ha tardado nada en empezar a pedir un sueldo de estrella. Hasheem Thabet está dejando por los suelos su condición de número dos del draft. Y, para más inri, Iverson la está armado de campeonato –con críticas constantes al entrenador y una espantada en el partido contra Atlanta– por negarse a aceptar ser suplente por primera vez en su carrera. A ello se suma que Mayo sigue tirándose hasta las zapatillas y que los únicos que están mostrando una gran madurez son precisamente Gasol, Conley y Young. La consecuencia, al final, es que los Grizzlies, más que un equipo, son una banda. Y las buenas actuaciones individuales no les están salvando de que, como grupo, estén en caída libre y sin paracaídas. Llevan cinco derrotas consecutivas, son el equipo con más partidos perdidos y están destacados a la cola de la Conferencia Oeste. Pero lo más preocupante es que, más que atisbarse síntomas de posible mejora, las noticias que llegan desde Memphis apuntan a pensar que la cosa irá a peor. Al menos, los últimos rumores apuntan a que los directivos pretenden ponerse serios finalmente y llegar a un acuerdo para que Iverson, el más desestabilizante hasta el momento, haga las maletas. Aunque pueda sonar extraño al hablar de un ex MVP, lo cierto es que su marcha sería beneficiosa para los Grizzlies. Porque si las cosas siguen así, por mucho que se esfuerce, Marc nunca conocerá los playoffs.