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¿TÚ TAMBIÉN?

Tolkien y el periódico

Fotografía

Por Álvaro AbellánTiempo de lectura2 min
Opinión26-10-2009

¿Por qué El Señor de los anillos es más verdadero que el periódico de esta mañana? Es el reto al que me propuse responder este fin de semana en un curso de cine en el doble sentido de la palabra: iba sobre cine y ha sido un curso de película. Lo segundo ha sido porque lo organizaron y convocaron alumnos de la Universidad Francisco de Vitoria amantes de cine, muchos de los cuales quieren dedicarse en un futuro al séptimo arte. Como lo organizaron ellos y asistieron quienes quisieron (sin créditos Bolonia, evaluación, acreditaciones, etc.), el ambiente propiciaba el hambre de saber, lo que no siempre se encuentra en las regladas aulas universitarias, en las que aterrizan muchos jóvenes sin saber muy bien por qué (quizá, porque “toca”). Al reto de los alumnos respondieron profesores sin ánimo de lucro, no porque sean héroes desinteresados, sino porque su vocación es enseñar lo que saben, y no pueden negarse a responder a las preguntas quien de veras quiera saber. Descubrimos que el cine clásico en blanco y negro no sólo es bueno, sino también divertido y un tesoro de sabiduría, humor e inteligencia del que no podemos prescindir. Aprendimos que del cine de arte y ensayo no podemos esperar acción y entretenimiento, pero sí la actitud contemplativa que nos pone frente al misterio del mundo y de nosotros mismos. Aprendimos -o eso espero-, que las verdades del gran cine nos proporcionan sabiduría, un tipo de saber que no es útil como el del periódico, pero sí valioso para comprender nuestra propia vida. Pero además de todas estas cosas aprendimos algo mucho más importante. Cuando se encuentran la vocación de enseñar y la de aprender, brota una de esas experiencias inter-humanas sublimes, originales, grandes, donde ambas vocaciones no pueden sino dar las gracias la una a la otra, pues una resulta imposible sin la otra. Independientemente del contenido que une a ambas vocaciones, lo grande que todos descubrimos es que solos no logramos nada, y que sólo con otros podemos alcanzar la plenitud de nuestra vocación. “Uno se descubre y se realiza en el otro”, esa es la gran lección latente en toda experiencia de aprendizaje. Allí donde descubrimos que sólo con otros podemos ser nosotros mismos, brota el agradecimiento hacia nuestros compañeros, y nuestra respuesta comprometida a ese agradecimiento es el pilar fundamental para edificar ese lugar donde la vida se ensancha.

Fotografía de Álvaro Abellán

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Doctor en Humanidades y CC. Sociales

Profesor en la UFV

DialogicalCreativity

Plumilla, fotero, coach