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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Doble rasero y contradicción

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad18-09-2009

Es surrealista. Sólo hay que ponerse en situación. La misma justicia que castiga a quedarse sin salir de fiesta más allá de las diez de la noche a los menores revoltosos que tiraron botellas a la policía es capaz de permitir que las niñas de la misma edad aborten en secreto. La misma justicia que está pidiendo más responsabilidad a los padres parece también capaz de reclar que los críos oculten situaciones tan importantes a sus progenitores. La misma justicia que parece velar por la salud y la vida cómoda de los hijos niega derechos al que nunca será hijo de nadie. Es surrealista. Se están confundiendo los conceptos. Los valores de lo que es bueno y lo que es malo están cayendo en lo relativo. ¿Hasta matar a una persona en proyecto puede resultar bueno? Y precisamente no se apela al mal menor filosófico para resolver el conflicto moral, sino a la comodidad, a la evasión de retos y las dificultades. ¿Porqué se considera un embarazo un problema? ¿Acaso todos y cada uno de los seres humanos hemos sido en nuestro origen un problema? Realmente cuesta creerlo. Sigue siendo surrealista. Dicen que algunas leyes se hacen porque la sociedad avanza y las necesita. Habría que preguntarse seriamente qué significa también el progreso y el avance ¿El todo vale pero lo mío más? Los poderes en España son surrealistas. El Gobierno desgobierna a la deriva. El Legislativo baila al sol que más calienta –aunque sean ministras sin curriculum ni principios–. Y el Judicial, colapsado y desparramado con el reparto de la patata caliente de las competencias a las comunidades autónomas, resuelve antes un contencioso del papel cuché que el de un contribuyente honrado. Inexplicable. Luego también echamos la culpa a los jóvenes, que no son responsables. Pero, ¿qué mensaje se les está dando desde esta sociedad presuntamente adulta y civilizada? ¿Qué ejemplo están lanzando al aire los responsables y las cabezas visibles de la vida política y social? ¿El siguiente paso cuál será? ¿Si el hijo se droga todo estará bien si acude a por metadona en secreto para que sus papis no se enfaden? ¿Si el menor no va a clase será mejor que no lo comunique a sus progenitores para no causarles un disgusto? ¿No es todo esto un doble rasero y una contradicción? ¿Acaso no hay más preguntas que hacerse? ¿Acaso nadie se las hace? ¿Acaso nadie quiere mover un dedo para acabar con esta crisis? ¿Acaso esta crisis no es también de valores?

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo