ANÁLISIS DE ESPAÑA
PZOE
Por Alejandro Requeijo
2 min
España13-09-2009
Para el PSOE, la tradicional foto de Rodiezmo cantando la Internacional con el puño en alto se ha quedado en eso. Sólo una foto. Por mucho que Guerra se desgañite gritando el himno de los desheredados como el viejo rockero se resiste a asumir que cualquier tiempo pasado fue mejor. Hacerle compartir cartel con Pajín y la Aído es como juntar en un escenario a Angus Young con Nena Daconte y Conchita. Pero él, que lo ha sido todo, sabe que en el PSOE actual no le dan bolillo. Por eso cada año aprovecha el bolo de Rodiezmo como si fuese el último. Ay Alfonso, que no, que hace mucho tiempo que a este PSOE se le cayó la O. Y hasta la S. Incluso lo de la E fue en su momento “un concepto discutido y discutible”. En realidad todo sería perfectamente sustituible por la Z de Zapatero. Porque todo en ese partido está construido a su imagen y semejanza. No hay sitio para la disidencia ni la duda. Al que en su día llamaban Bambi ha construido con el tiempo una máquina perfecta de ganar elecciones y destrozar rivales y marginar críticos. Pero es un partido desnudo de ideología, de debate, de pensamiento. Sólo hay dos cosas que necesitas saber para sobrevivir: 1.Zapatero es un acontecimiento histórico, planetario, sólo comparable con Obama. 2. El PP y todo lo que representa es Satanás. Ayer subir los impuestos era cosa de derechas. Hoy cabe perfectamente en los planes de la izquierda. Este PZOE es especialista en cambiar conceptos como se cambiaban los siete mandamientos del muro de la granja de Orwell. “Todos los animales son iguales, pero hay algunos más iguales que otros”. Hay quienes hasta renuncian al partido a cambio de tocar pelo como en Benidorm. El poder está por encima de la ideología o incluso la familia. Pero todo esto sería injusto achacárselo sólo a Zapatero. Hacerse una foto con Castro queda feo, pero no hay problema en recibir Chávez y a su petróleo con todos los honores. Faltaría más. Es fácil tratar de parias al régimen de Corea del Norte, pero no lo es tanto hacer la vista gorda a la vulneración de los derechos humanos en China. Al final, la conclusión es que la clase política no es más que una extensión de una sociedad ausente absolutamente de valores. Una sociedad que sólo se cabrea cuando le tocan el bolsillo. O cuando le quitan el botellón.
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio