ÁNÁLISIS DE SOCIEDAD
Lunáticos
Por Almudena Hernández
2 min
Sociedad19-07-2009
Lleva ahí desde Dios sabe. Ha inspirado poemas, mueve las mareas, provoca reacciones en los enfermos e influye en el ciclo de la vida humana. Hubo un momento, incluso, en que los hombres compitieron por llegar primero a ella. Ha sido una obsesión para más de uno, tanto que mucho antes, por el año 37, vivió un emperador en Roma que hasta se atrevió a hablar a voces con ella. El Calígula en cuestión se creía un dios -y dicen que también diosa- y exigía al satélite que descendiera hasta la Tierra para acostarse con él. Las extravagancias de este emperador, aunque resulten anedcóticas y extremas, no dejan de repetirse en la actualidad, con ciertos matices. Si Calígula nombró senador a su caballo, ahora más de uno trata a los animales como a personas y a las personas, por el contrario, como cosas. Deseoso de ver el rostro de su hija el romano abrió el vientre de una de sus mujeres cuando estaba en el octavo mes de gestación. Ambas murieron. Si el lunático mandamás resucitase de las puñaladas que le propinó un tribuno, ahora se divertiría igualmente. Han cambiado mucho las cosas, pero la crueldad del hombre sigue siendo la misma. Su sucesor tuvo suerte. El pobre tenía tantas taras de las que se reía Calígula que le resultaron útiles para librarse de las matanzas y torturas indiscriminadas que ordenaba el emperador por el simple hecho de burlarse de él. ¿Cuánto no ocurre esto en la actualidad sin necesidad de llegar al asesinato? "El imperio del terror" de Calígula había comenzado, como lo hacen aún muchos mandatarios, con medidas populistas. Luego, los excesos le enfermaron, convirtiéndose en un ser vanidoso, inmoral y sanguinario. Dicen que era un lunático, uno de tantos que ha dado la historia. "Que me odien, con tal de que me teman", fue su lema.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo