ROJO SOBRE GRIS
¿Equivocarse para aprender?
Por Amalia Casado
2 min
Opinión03-05-2009
Está blindado como un lugar de alta seguridad. Es apenas del tamaño de una puertecilla sin más, con una persiana blindada, junto a una peluquería en la que ya se cortaba el pelo el padre de mi suegro. Sólo un rótulo da señales de qué sucede ahí: “compro oro”. Es justo mi suegro quien hoy nos contaba la estremecedora imagen que cada día, cuando se abre la persiana metálica, acontece en ese lugar. Una cola de personas espera a que den las 10 de la mañana. Cuando salen del bunker, desprendidos de sus recuerdos, cruzan la acera para cambiar por comida el precio de su memoria. A la cuñada de una amiga no le pagan desde hace dos meses. Trabaja en una empresa subcontratada por la Junta de Andalucía. La cuñada de otra conocida, secretaria de ayuntamiento en un pueblo de Ávila, desde hace tres no recibe ingresos. El hijo del portero de la antigua casa de mi marido también ha perdido el puesto de trabajo. Está casado y tiene un hijo. Trabaja de lo que sea. Mi padre lo decía hace años: habéis nacido en una época privilegiada, pero no penséis que esto será siempre así. Nos educó en la austeridad y mi madre también. En la tienda donde compran oro sólo tienen una balanza: esto tienes, esto vales. Yo aprendí otra cosa. Mire donde mire topo con situaciones dramáticas. La familia será de nuevo la red salvadora de muchos casos difíciles. Pero una familia unida es también un lujo. Quizás ésta sea la oportunidad para recuperar valores perdidos, para echar la vista atrás y retomar el hilo donde lo perdimos porque, se diga lo que se diga, hemos perdido la memoria del pasado, tiembla el suelo del presente y peligra la esperanza en el futuro. Por no saber, ya no sabemos ni a quién votar. Rojo sobre gris a la crisis, porque quizás sea como decía Salvador de Madariaga, quien afirmaba rotundo que los problemas nos solucionan. Qué tristeza. Preferiría que se dijera de los hombres lo que Sánchez Vicario de Nada en una entrevista para XL Semanal: no necesita equivocarse para aprender. Ojalá.
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Amalia Casado
Licenciada en CC. Políticas y Periodismo
Máster en Filosofía y Humanidades
Buscadora de #cosasbonitasquecambianelmundo