PUNTOS DE DEBATE
El miedo del H1N1
Por Elías Said3 min
Opinión03-05-2009
Ya no sólo tenemos que tener miedo producto de las barbaridades del hombre, las desinformaciones de nuestros gobiernos y los efectos de la crisis económica, ahora nos encontramos con el miedo en el cuerpo ante un nuevo brote de gripe, ahora la porcina, mejor conocida como la gripe H1N1. Como si se tratase de una guerra a la que nos enfrentamos, muchos de nosotros nos encontramos diariamente mediados por los partes de nuevas bajas en todo el mundo relacionadas con esta gripe, la cual promete ser, según cálculos de autoridades de salud europeas, una gran amenaza para la región. El Centro de Prevención y Control de Enfermedades de la Unión Europea (ECDCE) estima que aproximadamente del 40 al 50 por ciento de la población en la UE resultará afectada en los próximos meses. Como suele suceder ante un ataque inesperado, después de varias semanas de partes médicos, de caídas en el frente, sigue existiendo un fuerte ambiente de dudas y cruces de información, en el que los medios de comunicación nos han metido un miedo tal, que muchos países no sólo toman al pie de la letra las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), sino que han abierto, por ejemplo en China, procesos de confinamiento de toda persona que arribe procedente de México, el país de origen de esta nueva enfermedad; o la consideración del sacrificio de todos los cerdos para paliar la misma, como en Egipto. Usar mascarillas en lugares públicos, no saludar con la mano ni besar a otros y evitar las aglomeraciones, son algunas de las medidas que nos han recomendado para luchar contra esta nueva enfermedad, que la han considerado una versión menos dañina de la mortal gripe de 1918. Pero, quizás la principal alarma que todos tenemos es la extremada conciencia de los silencios que muchos de nuestros gobiernos tienen al momento de asumir este tipo de acontecimientos. Como decía un amigo mexicano radicado en la capital de aquel país, ¨no sólo es la enfermedad la que da temor, sino la cultura de la desinformación de nuestro gobierno, quien parece que tuvo noticias de este brote antes de salir en los medios¨. Esto ha generado, una vez más, que los medios de comunicación aprovechen la ocasión para cubrir esta enfermedad creando un manto de alarma social que hoy tenemos ante nosotros, con la impotencia de no saber cómo verdaderamente luchar contra ella, sin que signifique meternos en una burbuja de cristal. Unos 200, 300, 400 hasta poco más de 600 afectados en todo el mundo son los que la OMS ha declarado hasta el inicio de mayo, pero ¿cuán cierta es toda esta cifra bélica? ¿cuán preparados estamos para luchar contra este enemigo invisible? ¿esta enfermedad llega para quedarse o mutarse en una peor? Ahora tratamos de cerrar el foco de origen, pero ¿cuánto queda para que no podamos salir de casa ante el miedo de este enemigo? ¿Cuán falsa o verdaderamente alarmados estamos por la ignorancia y la desinformación de quienes están al frente de esta situación? Son algunas de las preguntas que tengo, al ver que, haga lo haga, puedo ser el siguiente y sin tener la seguridad de que donde me encuentro existen las condiciones adecuadas para tratarme.