SIN CONCESIONES
Oh, Carla
Por Pablo A. Iglesias3 min
Opinión03-05-2009
No soy mujer pero estoy indignada, además de indignado. La fotografía de Carla Bruni y Letizia Ortiz subiendo las escaleras del Palacio de La Zarzuela ha dado la vuelta al mundo. Dos mujeres poderosas, una princesa y la esposa de un jefe de Estado, dos mujeres jóvenes y bellas, dos mujeres modernas de nuestro tiempo, dos mujeres enamoradas que han enamorado platónicamente a sus maridos, dos mujeres con carreras profesionales de éxito que han renunciado a casi todo por amor... Habría mucho y muy bueno que decir y que escribir de ellas pero el resto de los medios de comunicación han caído en lo más fácil, lo más chismoso, lo más ruin. La visita oficial de Nicolas Sarkozy ha quedado reducida a la fotografía de espaldas de Carla y Letizia. Nunca una imagen fue a la vez tan machista y bochornosa. Había miles de instantáneas para elegir pero la escogida fue la que permitía comparar las posaderas de ambas mujeres. No había razón ni necesidad. Simplemente, alguna mente retrógrada debió de pensar que la fachada trasera de ambas mujeres causaría más interés. No he oído a ninguna autodenominada feminista quejarse todavía. No he visto a la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, reclamar el mismo trato para el Príncipe Felipe y Sarkozy que para sus esposas. Muchas palabras en defensa de las mujeres por la violencia de género y el aborto, pero ni un mísero comentario cuando las víctimas del machismo son Letizia Ortiz y Carla Bruni. Habría que ver cuál hubiera sido la reacción de la ministra de Desigualdad si la prensa hubiera difundido su vista trasera junto a la de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega. Ninguna de las dos ha abierto la boca en esta ocasión. El criterio periodístico español ha quedado por los suelos con esta distorsión de una visita histórica. Nunca España y Francia estuvieron tan cerca. Nunca un presidente francés colaboró tanto con el vecino del sur. Nunca un dirigentes internacional dio una lección de ideas y de parlamentarismo como la impartida por Nicolas Sarkozy en el Congreso de los Diputados. Quienes escuchamos in situ la intervención del dirigente galo ante las Cortes Generales caímos en la tentación de comparar otro tipo de cosas. Lo que realmente había que evaluar era la enorme diferencia entre el presidente francés y nuestros políticos. Uno dice las cosas claras y sin contemplaciones, los nuestros disfrazan la verdad acorde a sus intereses o son incapaces de afrontarla. Todo lo que a Sarkozy le falta de estatura lo tiene en altura política. Ya podrían aprender sus colegas españoles. La prensa podría haber hablado de eso o de sus cuantiosos defectos: arrogancia, afán de protagonismo, soberbia, etc. Lástima que los grandes periódicos y las televisiones se queden en la anécdota, en lo superfluo, en lo insignificante. El comportamiento de la prensa dice mucho de un país. Estas cosas sólo sirven para que quienes creemos en el verdadero periodismo nos avergoncemos de nuestra querida profesión. Si otros no la cambian, tendremos que hacerlo nosotros.
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Pablo A. Iglesias
Fundador de LaSemana.es
Doctor en Periodismo
Director de Información y Contenidos en Servimedia
Profesor de Redacción Periodística de la UFV
Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito