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Los intereses españoles en Argentina atraviesan momentos difíciles

Por Julia Almagro PadillaTiempo de lectura1 min
Economía20-01-2002

La crisis argentina sigue influyendo con su famoso efecto tango sobre las empresas españolas con intereses en el país latinoamericano. Las petroleras se resienten, aún más, del mal momento.

Los atentados terroristas a Estados Unidos, pero, sobre todo, el problema de Argentina han obligado a Repsol YPF a decidir si debe llevar a cabo un recorte en los objetivos que tenía previstos. En el segundo trimestre del año, se podrá conocer cómo ha evolucionado la deuda de la compañía y si se ha agravado debido a las circunstancias. La deuda actual es superior a los 19.700 millones de euros. Una buena noticia para las petroleras es que el nuevo presidente argentino, Eduardo Duhalde, ha desistido de su idea de gravar las exportaciones de petróleo, gracias a la presión de las principales empresas del sector. Cuando se firme un acuerdo con el Gobierno, todas las entidades involucradas allí deberán tomar parte en el reparto de las ayudas. Repsol YPF tendrá que entregar al Estado argentino la cantidad de 500 millones de dólares. Las dudas sobre la posible recuperación de la economía estadounidense en el 2002, también han afectado de pleno a los valores argentinos, que han visto que ante la situación de crisis generalizada, son los primeros en perder. Las exportaciones españolas a Argentina han disminuido un 34,9 por ciento, en octubre. Los dos grandes bancos españoles afectados por el efecto tango evolucionan mejor que las petroleras. El anuncio de que ya se han dotado de provisiones para afrontar la crisis ha provocado que suba su cotización en Bolsa. La del BBVA (Banco Bilbao Vizcaya Argentaria) se ha incrementado un 5,22 por ciento, mientras que la del SCH (Santander Central Hispano), lo ha hecho un 4,36 por ciento. Esto demuestra que los bancos españoles han reaccionado bien ante la situación actual. Sin embargo, ambas entidades, se han retrasado en el cierre de cuentas del 2001, debido a los desarreglos que les provoca el problema argentino.

Fotografía de Julia Almagro Padilla