ANÁLISIS DE LA SEMANA
Los retos del nuevo presidente
Por Isaac Á. Calvo
2 min
Internacional02-11-2008
La política de Estados Unidos está viviendo un punto de inflexión. Los ocho años de George W. Bush en el poder han concluido con unos índices de popularidad bajísimos para el inquilino de la Casa Blanca y con la sensación en la opinión pública de que el país ha ido a peor. No sorprende, por tanto, que el candidato republicano –del mismo partido que Bush– haya huido, en la medida de sus posibilidades, del todavía presidente. El tiempo y la historia dirán si las actuaciones de Bush han sido buenas o malas, necesarias o innecesarias. Con el legado dejado por su antecesor y con los cambios que se registran en el panorama mundial, el nuevo presidente estadounidense tiene ante sí numerosos retos tanto en el ámbito interno como externo. Entre las cuestiones que debe afrontar destaca la creciente crisis económica que ha hecho tambalear los cimientos del capitalismo y que ha contagiado a, prácticamente, todas las economías mundiales. Los expertos dicen que los problemas financieros forman parte de los ciclos, pero es evidente que si las dificultades se gestionan bien se solucionan antes. Aunque todo el mundo ha oído hablar del nuevo presidente debido a la larga y mediática campaña electoral, éste tiene que establecer relaciones con sus homólogos del mundo, tanto con los que, a priori tiene afinidad como con los que no la tiene. Por lógica, priman los intereses de Estado pero dicha afinidad entre dirigentes también da sus frutos. Y no es lo mismo estar en campaña –donde se prometen muchas cosas y siempre se está con una sonrisa– que el trato del día a día y durante negociaciones. De todos modos, es difícil que se produzca un cambio radical en la política exterior estadounidense. Es cierto que se pueden modificar las formas, actuar con humildad, potenciar el diálogo y ser más receptivo a las sugerencias de los otros. Sin embargo, la Administración estadounidense también debe velar por mantener los intereses de su país para seguir siendo la primera potencia del mundo. Ser líder mundial no es fácil y genera muchas amistades pero también enemigos.
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Isaac Á. Calvo
Licenciado en Periodismo
Máster en Relaciones Internacionales y Comunicación
Editor del Grupo AGD