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ANÁLISIS DE SOCIEDAD

Crisis

Fotografía

Por Almudena HernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad21-09-2008

No hablemos de crisis. Hablemos de catarro, de resfriado, del virus que está empezando a desarrollarse y que puede causar más que tiritones. Y eso que este otoño no ha hecho más que llegar. No hablemos de crisis, pero hablemos con propiedad. La definición aceptada del innombrable concepto se refiere al "cambio brusco en el curso de una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el paciente". Cuando otros países se constipan España se pilla una pulmonía, o sea, una crisis de aquí te espero. Lo de "crisis" con perdón, pero aunque no queramos hablar de "crisis", de momento hay avisos, aunque no sólo sean para que se sepa que este año la gripe viene un tanto fuerte. No hay eso que no se puede nombrar, pero de haberlo, que tiene toda la pinta, implica que hay una enfermedad o, al menos, que la ha habido y no nos hemos enterado. Difícil será de asimilar, pues los precios el mercado recuerdan una y otra vez que está ahí, al acecho, o sea, observando y mirando a escondidas. Al precio que están las naranjas pocos zumos se podrá tomar el españolito para combatir con vitamina C el virus del frío. A este paso, aunque se supone que no hay crisis y que eso sólo se da en Estados Unidos, van a tener que recetar aspirinas para los pantalones. Y el que quiera entender que entienda: los bolsillos quedarán tan roídos que las abuelas tendrán que recordar el arte del zurcido. Lo malo será que haya que recuperar las malditas cataplasmas. Para colmo, como suele pasar en estas situaciones, los bolsillos que no se pueden zurcir son aquellos que no existen. Aunque el Gobierno esté ciego por tanto optimismo que derrocha el presidente Zapatero, ya son muchos los que lo están pasando bastante mal para llegar a fin de mes. Y a esos no hay valiente que les mencione la palabra "crisis", que les da un ataque y empeoran...

Fotografía de Almudena Hernández

Almudena Hernández

Doctora en Periodismo

Diez años en información social

Las personas, por encima de todo