PUNTOS DE DEBATE
Guantánamo al estilo europeo
Por Elías Said
3 min
Opinión22-06-2008
En las últimas semanas han surgido voces críticas en torno a la aprobación por parte del Parlamento Europeo de la Directiva sobre Inmigración, en la que además de instaurar la figura del retorno voluntario y el apoyo por parte de los respectivos países firmantes a aquellos que deseen volver a sus países de origen, se acuerda también la unificación de criterios normativos para el ingreso de inmigrantes en torno a la tarjeta blue. Hasta aquí, todo parece ser coherente y enmarcado en una legalidad que no viola los Derechos Humanos. Sin embargo, dentro de este cuerpo normativo, hay puntos llamativos, por no llamarles reproductores de aquellas acciones que hasta hace poco la UE y buena parte de la Comunidad Internacional han venido criticando en otros foros internacionales. Me refiero al recrudecimiento de la reclusión de los “sin papeles” por un período máximo de 18 meses en centros de internación y la autorización para el envío de los menores de edad a países ajenos a los de sus orígenes. No son pocas las voces críticas que han surgido a raíz de esta normativa aprobada por la UE. Organizaciones no gubernamentales de defensa de los Derechos Humanos, así como países latinoamericanos y africanos, principales regiones de origen de los futuros afectados, han remarcado en distintos tonos la oposición a este nuevo instrumento legal. Si bien es cierto que la UE debe garantizar un criterio regional coherente de ingreso y salida de inmigrantes, lo aprobado deja a la luz la doble moral que impera entre los representantes regionales y nacionales, los cuales, sean de izquierdas o de derechas, parecen mirar a otro lado ante una clara reproducción, en algunos pasajes de esta Directiva, de lo vivido hasta ahora en Guantánamo, dónde buena parte de la Comunidad Internacional ha venido alzando sus voces contra la criminalización y retención preventiva de personas sospechosas en pro de la defensa contra el terrorismo. Para alguien como yo, cuya imagen de Europa le evoca un sentimiento de respeto al ser dicho continente cuna contemporánea del sentido crítico, la lógica y la ponderación; el creciente auge de la extrema derecha a nivel europeo y la recurrencia en transmutar en otros los problemas regionales, hacen que sienta que Europa se encuentra desandando sus pasos y dejando tras de sí una estela de contradicciones y oscurantismo propios de otros periodos históricos. Ello, en procura de la defensa de lo “europeo” a toda costa, si es necesario violándose las libertades de los otros, y olvidando el carácter mestizo y las horas bajas vividas por Europa décadas atrás, cuando muchos de sus coterráneos se lanzaron al mar en búsqueda de una vida mejor. Soy consciente de que las realidades han cambiado y que las necesidades de unos ya no son compartidas por otros, pero parece que estamos en un momento dónde la historia ha dejado de ser, definitivamente, el espacio de reflexión para no repetir errores ya superados. Ante esta avalancha de críticas, España y otros miembros de la UE tratarán de explicar dicha normativa a las voces disonantes, sin que ello contribuya a dar luces a las zonas oscuras que este instrumento legal tiene y que sólo deja claro el carácter amoral de nuestros líderes.
