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CHINA

La sombra del cuarto boicot olímpico

Por LaSemana.esTiempo de lectura3 min
Internacional13-04-2008

La campaña de los nacionalistas tibetanos para denunciar la represión del Gobierno chino en la región está surgiendo efecto en la Comunidad Internacional. De la mano de la antorcha olímpica, cuya llama debe encender el pebetero de Pekín este verano, los disidentes de Tíbet han conseguido que importantes líderes internacionales se planteen un boicot suavizado a los Juegos Olímpicos que de prosperar sería el cuarto boicot de la historia.

Ante la represión con la que las autoridades chinas disolvieron las protestas en Lhasa hace sólo un par de semanas, la Comunidad Internacional ha comenzado a hacer especulaciones sobre un posible boicot a los Juegos Olímpicos. El primero en postular el boicot fue el presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien aseguró horas después de los sucesos de Lhasa que estudiaría si dejar a los atletas en casa. Pero a día de hoy la Unión Europea ha decidido intervenir en el asunto para intentar dar una respuesta unida de los Veintisiete ante los Juegos. El Parlamento Europeo votó la pasada semana una resolución en la que pedía a la Presidencia que "se esfuerce por hallar una posición común en relación a la asistencia a la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, con la opción de no acudir al acto si no se reanuda el dialogo entre las autoridades chinas y el Dalai Lama". Mientras, en Estados Unidos, importantes personalidades como los candidatos demócratas a las presidenciales, Barack Obama y Hillary Clinton, han solicitado públicamente al presidente George W. Bush a que boicotee la ceremonia inagural. Obviamente, las especulaciones en Europa y América en torno a los Juegos no han gustado en absoluto en China, desde donde insisten que se trata de un problema interno magnificado por la propaganda. Moscú 1980: No a la guerra (de Afganistán) Curiosamente China, aunque desde el otro lado, ya tiene experiencia en eso de boicotear los Juegos. Su enemistad con la Unión Soviética por las diferencias ideológicas dentro del comunismo y por el intento de la URSS de mantener cierto control político sobre China llevó a la República Popular a sumarse a Estados Unidos y algunos de sus socios capitalistas al boicot de las Olimpiadas de Moscú de 1980. Pese a que la polarización de Occidente y el Bloque Comunista en plena Guerra Fría centraba el motivo real del boicot de los Juegos, Estados Unidos se escudó en la invasión soviética de Afganistán para dar un motivo oficial de su ausencia. Washington consideró que la intervención soviética vulneraba el derecho de autodeterminación de los afganos y traspasaba las fronteras de un país soberano. Más de una veintena de países, entre los que se encontraban estados árabes como Marruecos, Túnez o Egipto, socios capitalistas como Alemania Federal, Noruega y Canadá; o países de corte anticomunista como Chile o Argentina, se sumaron al boicot a Moscú. Otros habituales aliados de Washington como Reino Unido sin embargo fueron más comedidos y dejaron a sus atletas la decisión individual de acudir o no bajo el Equipo Olímpico. Los Ángeles 1984: Seguridad insuficiente Cuatro años más tarde de los Juegos de Moscú, el Bloque Soviético tendría la oportunidad de devolverle la moneda a Estados Unidos boicoteando los Juegos de Los Ángeles 1984. En aquella ocasión, pese a que resultaba obvio que la Guerra Fría y el desaire capitalista a Moscú 80 fueron los verdaderos motivos, la causa oficial de la ausencia de los equipos de la Unión Soviética y aliados como Alemania del Este, Hungría, Checoslovaquia, Corea del Norte, Bulgaria o Afganistán fue que no encontraban garantías suficientes para la seguridad de sus atletas. El único país del Bloque Soviético que acudió a Los Ángeles fue Rumanía, que sorprendió al mundo con un clarísimo primer puesto en el medallero (174 medallas) dejando a Estados Unidos a mucha distancia en el segundo puesto (53 metales). Montreal 1976: A vueltas con el Apartheid Pero pese a que los boicots de Los Ángeles y Moscú son de sobra conocidos, no son los únicos que han hecho mella en unos Juegos Olímpicos. Montreal en 1976 sufrió otro boicot, del que poco se habla hoy en día, con el Apartheid sudafricano como telón de fondo. Meses antes del comienzo de los Juegos, varios países africanos exigieron la descalificación de Nueva Zelanda para todas las competiciones porque varias de sus selecciones nacionales habían disputado encuentros amistosos con Sudáfrica, excluída del Comité Olímpico Internacional por su régimen racista hasta Barcelona 92. Cuando el COI rechazó la petición de no admitir a los atletas neozalandeses, 24 países africanos como Marruecos, Argelia, Sudán o Nigeria decidieron boicotear los Juegos.

Fotografía de LaSemana.es