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EE.UU.

El escudo antimisiles de EE.UU. avanza pese a la desconfianza de Rusia

Por Iara MantiñánTiempo de lectura3 min
Internacional06-04-2008

El programa de defensa antimisiles de EE.UU. consiste en la creación de un escudo virtual contra posibles ataques de lo que Washington considera "estados parias". A pesar de estar en las primeras etapas de desarrollo y de las dificultades técnicas, una vez completado el sistema éste podrá detectar, interceptar y destruir eventuales misiles enemigos.

¿Defender a los americanos de los ataques de Oriente Medio (Irán) o neutralizar el poder ruso? Estas son las dos posibilidades que se plantean para explicar el porqué del escudo antimisiles. Según EE.UU., el escudo es necesario porque Irán está llevando a cabo su programa nuclear y tardará poco en hacerse con la bomba atómica, por lo que los estadounidenses correrían un gran peligro al verse vulnerables a futuros ataques terroristas. Moscú, mientras tanto, no quiere seguir perdiendo influencia en Europa del Este, una zona dominada por el Kremlin en la era soviética. EE.UU. y la URSS polarizaron el mundo en la última posguerra. Ganó EE.UU., que mantiene la mayor economía mundial, y Rusia dejó el comunismo y hoy luce un PIB 15 veces menor que el estadounidense. Con Vladímir Putin volvieron las viejas ambiciones expansionistas del antiguo gigante comunista, por eso, ahora el próximo presidente de Rusia, Dimitri Medvedev, advierte de que el “escudo antimisiles de EE.UU., será un nuevo Muro de Berlín” y muestra una negativa tajante a su aprobación. Los aliados, por su parte, dieron su aprobación al acuerdo entre EE.UU., Polonia y República Checa para instalar en Europa un escudo antimisiles. Washington y Praga cerraron su acuerdo de cooperación a la misma hora en que la Alianza avanzaba en su ampliación hacia los Balcanes, aunque dejando fuera a Macedonia y asegurando a Ucrania y Georgia que serán miembros de la OTAN en el futuro. Funcionamiento El escudo antimisiles de EE.UU. presenta cinco etapas en su funcionamiento, aunque su programa aún no está del todo acabado. Detección: Satélites y radares de alerta en todo el mundo detectan y rastrean un misil enemigo tan pronto como aparece en su campo de cobertura. Redes de satélites con detectores infrarrojos -aún en desarrollo- siguen la trayectoria de los misiles y envían los primeros cálculos del posible blanco al centro de comando. Rastreo: Radares de alta resolución en tierra, siguen la ojiva y los señuelos que proyecte el misil. Estos sistemas son capaces de discriminar con gran precisión entre objetos muy cercanos entre sí. Los radares dan información sobre el rastreo de los proyectiles de forma continua y en tiempo real al centro de comando, así como datos previos de su trayectoria balística. Centro de comando: El centro de comando funciona como el cerebro del sistema de defensa antimisiles, controlando y coordinando la operación en su conjunto. Al recibir información sobre la incursión de un misil enemigo, comunica sus coordenadas a una o más bases interceptoras en tierra. Intercepción: El misil interceptor tierra-aire es el arma del sistema de defensa antimisiles. Su misión es interceptar y destruir ojivas de proyectiles enemigos fuera de la atmósfera terrestre. Cada base debe ser capaz de contener unos 20 interceptores, y en algunos casos hasta 100. Los misiles interceptores o de contraataque contienen sensores y además reciben información de tierra que les permite discriminar a la ojiva de los señuelos y los restos del misil. Destrucción: El misil interceptor utiliza pequeños cohetes para maniobrar y alcanzar la ojiva enemiga, provocando su mutua destrucción. Está equipado con un rastreador infrarrojo de alta sensibilidad y es capaz de interceptar misiles a velocidades supersónicas. Debe ser capaz de viajar a más de 420 metros por segundo, la posible velocidad de los proyectiles enemigos. El misil interceptor también debe poder operar en medio de altos niveles de radiación.

Fotografía de Iara Mantiñán