ANÁLISIS DE LA SEMANA
Realidades distintas, Navidades diferentes
Por Raquel González2 min
Economía23-12-2001
Mientras que en el occidente europeo la Navidad lo llena todo con sus lucecitas y el consumismo feroz, en el occidente argentino la Navidad llega con regusto a preocupación. No se esperan ampulosas comidas navideñas en la mayoría de los hogares argentinos, ya que una gran parte de la población no tiene ni para pasar el día. El año va a recibir a Argentina con la mayor suspensión de pagos de su historia y con un equipo de Gobierno formado de urgencia ante la dimisión del sufrido Fernando de la Rua. La breve, pero intensa, historia conjunta del BBV y de Argentaria como un única entidad llamada BBVA, ha dado sus frutos. El éxito ha sido rotundo e Ybarra ha dejado a González sólo ante la presidencia del BBVA, con intereses en Argentina. Es una bonita historia de Navidad para sus protagonistas. En cambio, la Historia no ha sido tan generosa con el pueblo argentino que ha tenido que padecer desde dictaduras insufribles hasta continuos robos a las arcas del Estado por parte de sus dirigentes políticos. La Navidad ha llegado también en forma de buena nueva al sector laboral. Los sindicatos y la patronal han firmado un acuerdo para que, entre otras cosas, se mejore el salario de los trabajadores, se dé estabilidad a los empleos y se potencie una igualdad de sexos en el trabajo. Mientras, en Argentina, un ciudadano más está cayendo en el subempleo para poder dar un mínimo sustento a su familia. Los continuos cortes de luz que se sufrieron en distintas comunidades de España por causa de la excesiva demanda reportarán una subida en las tasas que pagan los ciudadanos para así generar más beneficios a las eléctricas y que estas puedan invertir en mejorar las instalaciones. En muchas casas argentinas, los apagones ya no serán fortuitos, sino permanentes porque algunos ciudadanos se verán incapaces de pagar el recibo de la luz. El Año Nuevo será de pérdidas económicas tanto para España como para Argentina, aunque a distintos niveles. España, cuyo PIB en el tercer trimestre ha visto rebajar su crecimiento en comparación con el trimestre anterior, seguirá viendo pérdidas a lo largo del 2002. Argentina también, aunque en una magnitud mucho más desesperanzadora. Si sólo fuese diferente la Navidad, igual hasta sería bueno. Pero lo tremendo es que las diferencias irán aún más allá, conformando la realidad diaria del pueblo argentino a corto, medio y, de momento, largo plazo.