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KENIA

El terror poselectoral se desata en Kenia y deja cientos de muertos

Fotografía

Por J. F. LamataTiempo de lectura2 min
Internacional06-01-2008

Las irregularidades en el recuento de votos de las elecciones presidenciales de Kenia han desatado una ola de brutalidad que mezcla hostilidades políticas con connotaciones étnicas y que, según distintas fuentes, podría haberse saldado con la muerte de más de 300 personas. Por su parte, los gobiernos de Francia, Suiza, Bélgica y España han recomendado no viajar al país africano, al tiempo que Países Bajos, que cuenta con más de 200 ciudadanos en aquel país, organiza su regreso.

Los primeros actos de violencia se desataron cuando la Comisión Electoral anunció el triunfo del presidente Mwai Kibaki después de que cuando el recuento alcanzaba el 90 por ciento todo parecía indicar una inminente victoria del líder opositor Raila Odinga. Los enfrentamientos fueron en aumento cuando el supuesto perdedor anunció que no reconocía la derrota. Es cierto que esa actitud no suponía ninguna anomalía en el continente africano, ni en otros países similares, baste recordar las recientes elecciones congoleñas. La situación se volvió explosiva cuando un portavoz de la Comisión Electoral aseguró en público que había recibido presiones del Gobierno. Queda en el aire una pregunta: ¿por qué aceptó las presiones y anunció el triunfo de Kibaki y luego confiesa que fue presionado y que "no sabe quién ganó realmente"? Sea como fuere, aquel anuncio precipitó que Odinga movilizara a sus gentes para tomar las calles, movilizaciones que fueron contestadas por una fuerte represión policial que provocó los primeros muertos y desencadenó que el sector más radical de la oposición reaccionara con más violencia. Milicias de la etnia luo, la del candidato opositor, iniciaron ataques contra los kikuyus, los que tradicionalmente han ostentado el poder. Los asesinatos en masa y la reaparición de los eternos odios étnicos comienzan a denotar guisos de Guerra Civil, por ello, muchos ciudadanos hacen cola para abandonar el país vía Uganda. A estos, hay que añadir a los maleantes que aprovechan estos caos para realizar saqueos con total impunidad. La Unión Africana, los gobiernos de Reino Unido y Estados Unidos, el Vaticano o el siempre oportuno arzobispo Desmond Tutu han recomendado la formación de un Gobierno unificado de todos los partidos para parar los enfrentamientos armados. Sin embargo, no hay que olvidar que por encima de los enfrentamientos étnicos o ideológicos se encuentra el enfrentamiento de dos políticos, con la ambición innata de la profesión, que no están dispuestos a ceder el sillón. Kibaki ha comunicado a Tutu que acepta un gobierno de coalición siempre y cuando lo presida de él, mientras que Odinga acepta el gobierno unificado, con tal de que no lo presida Kibaki y repita las elecciones. El partido de Odinga se denomina Naranja, por lo que fácilmente recuerda a la Revolución Naranja de Víktor Yushenko, que también denunció fraude electoral y logró la repetición de los comicios presidenciales, algo que le dio la victoria y que es lo que Odinga confía que ocurra.

Fotografía de J. F. Lamata