ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Naturaleza muerta
Por Almudena Hernández
2 min
Sociedad06-01-2008
El suelo brilla como el tacto de la seda, cubierto de pequeños cristales blanquecinos. Es un manto blanquecino, casi transparente e, incluso, bello, pero resulta una trampa si se obvia. En el arcén, con esa luz que dejan pasar las nubes, se atisba un panorama propio de un cuadro de esos que los artistas titulan "Naturaleza muerta". Los trozos de carrocería de coches se agolpan en la cuneta, conformando un vertedero silencioso aún caliente de lo que han sido segundos de horror, gritos, golpes y sirenas. Siempre hay algún conocido que se quedó en una curva o sobre el asfalto... La escena es muy repetida en las carreteras españolas, indistintamente de su categoría, de su localización… Vuelve a reinar la tristeza en cientos de familias aunque suene a fiesta el histórico descenso de los muertos en accidentes de tráfico en 2007. Aún así, seguro que a más de uno le parecen muchos los muertos en la carretera. Y no le falta razón, pues además de los muertos hay un largo goteo de personas que tienen que enfrentarse cada mañana a las secuelas de aquel despiste supino, de aquella copa mal tomada, del nerviosismo por llegar, del cansancio al volante, de la impaciencia con el conductor que iba delante, de la arrogancia por competir con aquel otro que intentaba adelantar… Ojalá que esta mañana, cuando el suelo brille con los primeros rayos de luz, cuando la escarcha y la nieve dejen ver su brillante manta de seda sobre el suelo, alguien, al volante, decida levantar el pie del acelerador y apostar por cambiar el título a la terrible escena que se ve cada día en las cunetas españolas. Ojalá ocurra también durante el día, camino de la escuela o del trabajo, y por la noche, cuando el fin de fiesta resulta tétrico para miles de jóvenes cada fin de semana.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo