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ANÁLISIS DE ESPAÑA

La fase de cortejo

Fotografía

Por Alejandro RequeijoTiempo de lectura4 min
España25-11-2007

Dicen que la clave es mostrase tal como uno es. Pero no lo hacemos. Cambiamos. Nos ponemos más colonia o pasamos más tiempo delante del espejo. Nos cuidamos. Si quedamos con ella, o con él, tendemos a eliminar –al menos durante la cita- ciertos vicios de los que ni siquiera nos percataríamos en una reunión de amigos. Prohibidos los tacos por su puesto. Somos capaces hasta de que no fumar por si le molesta el humo o quedar a cenar aunque esa noche juegue tu equipo. Lo que haga falta, pues efectivamente, estás en el periodo de cortejo y ahí es donde uno se la juega de verdad. El día a día ya es otra historia. Toda alteración de tus usos y costumbres habituales está justificada con tal de mostrar la impresión adecuada. El objetivo es ganarse a la otra persona, seducirla y, una vez conseguido, ya habrá tiempo para volver a las viejas manías. A la tapa del váter abierta, a las dos semanas con sólo tres tomates en la nevera, a dejar los platos sin lavar a la espera de un luego que nunca llega.… en definitiva, a vivir de las rentas de ese periodo inicial de cortejo. Y si las cosas se tuercen, siempre se puede volver a retomar el asunto con alguna promesa o un regalo bonito. Esta fase puede durar una noche, una semana o incluso meses. Todo depende de lo ambicioso o lo complicado del objetivo. Unas elecciones generales son algo gordo y por ello los políticos hace semanas que ya han empezado a mostrar su cara más seductora. Para persuadir y ganarse al electorado. “Cuatro años dan para mucho”, ha dicho Rajoy, quien añade que, por ejemplo, han servido para certificar que él puede ser el próximo presidente del Gobierno. En efecto, a lo largo de una legislatura da tiempo a hacer muchas cosas, aunque luego uno parezca arrepentirse de algunas. Cuatro años, sin ir más lejos, dan para fortalecer, ensalzar y, por qué no decirlo, politizar ante los ojos de los ciudadanos un movimiento cívico de referencia como las víctimas del terrorismo. Sin embargo, se tarda muy poco para huir de la foto una vez que el monstruo se ha hecho grande y puede ser perjudicial en la tarea de cortejar al electorado. Por ello es preferible irse a dar un mitin a Almería, aunque tu cabeza esté en otro lado. Pero eso del cortejo es lo que tiene, ayer el cambio climático era un cuento chino y hoy combatirlo va a la cabeza del programa electoral. Ayer los puntos negros de la investigación del 11-M eran el discurso oficial, pero ahora está prohibido hablar del tema. Toca pasar página. Qué decir del “se rompe España” y los estatutos de autonomía. Todo sepultado por novedosas promesas sociales y un discurso económico demoledor. Y mucha sonrisa, no vayan a pensar que uno es un tipo con poco sentido del humor y tendente a la crispación. Por su parte, Zapatero no usa gomina pero ya se ha vuelto a poner corbata hasta para sus mítines dominicales. Igual que la fórmula ZP, que tan buenos resultados le dio en su anterior cortejo, ahora la imagen es una Z a secas, una canción pegadiza y eso sí, mucho talante. Derroche de simpatía y sonrisas mientras hace repaso de la legislatura. Un análisis en el que sólo entran medidas como la ley de igualdad, el cheque-bebé, el dentista gratis, la lucha contra el paro, la ley de dependencia, la de la violencia doméstica… Pero oye, que ni rastro de un posible fin de la violencia de ETA. Ya sea negociado o sin negociar. Ni media alusión tampoco a los nacionalistas que pueda ser interpretada como un guiño a sus aspiraciones soberanistas. Porque ahora la unidad de la nación, la Constitución y la propia palabra España ya no dan miedo. El pasado no existe. La situación recuerda de nuevo al mundo de 1984 de Orwell en el que había un departamento especial encargado de destruir de las hemerotecas y de los centros de documentación las noticias que ya no interesaba recordar. Y que duda cabe, tanto el uno como el otro son buenos seductores. Juegan con la ventaja además de que la memoria es muy corta. Y ante eso sólo queda permanecer alerta y no dejarse convencer a la ligera por un puñado de promesas electoralistas. La campaña continúa es una realidad y la llevan haciendo cuatro años. Por ello mucho cuidado con esta fase de cortejo que empieza ahora pero que tiene fecha de caducidad fijada para el próximo mes de marzo. Exactamente un día después de las elecciones. Cuando ya hayan conseguido el objetivo.

Fotografía de Alejandro Requeijo

Alejandro Requeijo

Licenciado en Periodismo

Escribo en LaSemana.es desde 2003

Redactor de El Español

Especialista en Seguridad y Terrorismo

He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio