TURQUÍA
El Kurdistán, una nación entre cuatro fronteras
Por Luis Miguel L. Farraces
5 min
Internacional28-10-2007
Del antiguo emirato independiente del Kurdistán, existente durante la Edad Media, sólo queda el espíritu nacionalista en la actual población kurda. La invasión de los imperios otomano y persa y la negligencia de las autoridades occidentales para solventar el problema nacional kurdo han propiciado que la nación del Kurdistán esté separada hoy por hasta cuatro fronteras diferentes, las de Irán, Iraq, Siria y Turquía.
Los problemas de status del actual Kurdistán provienen de principios de siglo pasado, concretamente tras la reorganización de Oriente Próximo con motivo de la desmembración del Imperio Otomano. Finalizada la I Guerra Mundial, las potencias aliadas y Turquía firmaron el Tratado de Sèvres, el cual dibujaba un nuevo mapa en los antiguos territorios otomanos mediante el reconocimiento de Armenia, Jordania, Yemen y Palestina como naciones autónomas, entre otras. Una de esas otras era precisamente el Kurdistán, pero la presión del nuevo líder nacionalista turco Atatürk y su negativa a reconocer un Estado kurdo independiente acabaron por dejar la promesa nacional de Occidente en una simple quimera. Así, finalmente el territorio del Kurdistán quedaría en 1923 repartido definitivamente entre la propia Turquía, Iraq, Siria e Irán. Con Occidente ignorando la cuestión kurda, los partidos políticos nacionalistas y diversas milicias comenzaron a surgir en busca de una reunificación de todos los territorios en un solo estado. La situación en Turquía Turquía posee la porción más grande del Kurdistán. Alrededor del 45 por ciento de la población kurda, o lo que es lo mismo unos 12 millones de personas, reside en el sureste del país. La región turca del Kurdistán es actualmente la más conflictiva tras la relativa paz que se vive en Iraq. De aquí han salido en los últimos años la mayoría de denuncias internacionales contra la situación del pueblo kurdo y la mayor parte de atentados terroristas de las milicias nacionalistas. Especialmente después de la campaña de asimilación cultural forzosa por parte de Turquía durante los años 80, en los que implementó un toque de queda en la región, prohibió el uso del idioma kurdo e incluso en los medios de comunicación y documentos oficiales se cambió el gentilicio “kurdo” por el de “turcos de las montañas”. Fue entonces cuando el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán, en español), un partido-milicia de corte marxista, reaccionó con sangrientos ataques contra civiles y militares turcos a los que Ankara respondió arrasando aldeas kurdas. Unas 36.000 personas murieron en los enfrentamientos. Hoy en día, la situación del pueblo kurdo en Turquía ha experimentado ligeras mejoras gracias en gran medida a las presiones de la Unión Europea para permitir la entrada de Ankara como Estado miembro. Las prohibiciones sobre el idioma kurdo se han suavizado e incluso la televisión pública emite un programa semanal en lengua kurda. Si bien varios alcaldes de pequeñas localidades han sido detenidos o encarcelados en los últimos años por utilizar la lengua kurda en escritos oficiales. Uno de ellos, Osman Baydemir, alcalde de Diyarbakýr, fue detenido después de enviar unas tarjetas de felicitación del año nuevo escritas en kurdo. Aunque sin duda alguna, el caso más famoso es el de Leyla Zana, la primera política kurda elegida para el Parlamento Turco, que fue condenada a 15 años de cárcel por el delito de “separatismo” tras unas declaraciones en idioma kurdo. Actualmente, pese a los avances, la Constitución turca prohíbe la organización de partidos políticos kurdos y mantiene desplegada en la región a una milicia que ha protagonizado sangrientos enfrentamientos con las del PKK en los últimos años. El Kurdistán autónomo iraquí Actualmente, la región más prospera del Kurdistán es la iraquí, que goza de una provincia autónoma desde 1970, con un especial nivel de autogobierno tras la invasión estadounidense de 2003 como pago de Washington a la alianza de las milicias con su Ejército en la Operación Libertad para Iraq". Sin embargo, hace tan sólo una década, la situación de actual prosperidad para los habitantes de la zona era bien distinta. Asesinatos sistemáticos, operaciones con armas químicas y un embargo estatal de recursos por parte del Gobierno central de Bagdad, en manos de Sadam Husein, y una cruenta guerra civil entre las milicias de los dos partidos mayoritarios fueron el día a día de los kurdos iraquíes durante años. Con la caída de Husein, el PUK y el KDP, antes enemigos, unieron sus fuerzas para ganar peso en el recién creado Parlamento central de Bagdad, en el que consiguieron 51 escaños, impulsando la Presidencia del kurdo Jalal Talabani. Irán y Siria En Irán, el movimiento nacionalista kurdo es representado por el Partido del Kurdistán Iraní. La situación de la población kurda del país es, amén de la cuestión nacionalista, difícil dado que la religión oficial estatal es la musulmana chií y existen fuertes prohibiciones sobre la construcción de mezquitas suníes, la religión mayoritaria de los kurdos. En los últimos años, dos eventos importantes en la vida kurda de Irán aparecieron en los medios. El primero fue la represión policial de las manifestaciones de miles de kurdos en 1999 tras el arresto del fundador del PKK Abdulah Ocalan, en la que murieron al menos 20 personas. El segundo fue el asesinato del activista nacionalista Shivan Qaderi, tiroteado junto a otras dos personas en una calle de Mahabad en 2005 por una patrulla de las Fuerzas de Seguridad. Según los testigos, los dos policías ataron el cadáver de Qaderi tras el tiroteo a la parte trasera de un todoterreno y lo arrastraron por la carretera. La operación iraní desencadenó grandes protestas a lo largo de toda la región que fueron sofocadas con contundencia. En la región siria del Kurdistán viven actualmente aproximadamente dos millones de personas. Si bien las noticias sobre la situación del pueblo kurdo en el país no suele ocupar un lugar relevante en los medios, Amnistía Internacional viene denunciando los últimos años la falta de libertad del colectivo étnico. Entre las denuncias están las de que los kurdos no pueden abrir negocios ni registrar a niños en el censo con nombres kurdos. El idioma kurdo está prohibido también en cualquier tipo de publicación escrita y en radio y televisión. Además, pese a los diversos intentos, la apertura de colegios kurdos constituye un delito.