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PRISIONES

Las últimas fugas provocan el debate sobre las condiciones de los presos en España

Por Carmen Rosa FernándezTiempo de lectura2 min
Sociedad07-12-2001

La seguridad de las cárceles españolas, y sobre todo las catalanas, está en entredicho. Este año, 191 presos se han escapado de los muros en Cataluña, pero han sido estos últimos meses cuando ha saltado la alarma social. El pasado mes de noviembre un peligroso recluso escapó de la cárcel de Lérida disparando en su huída a dos Mossos d´ Esquadra. Antes de su detención, mató a un joven y violó a su novia.

Cinco presos han huido la semana pasada de las cárceles de Can Briens y Modelo, las dos catalanas. Lo normal es que se aprese a los fugados al poco de escapar, pero en estos casos los convictos han permanecido varios días ilocalizables. Esta situación se ha hecho insostenible y ha provocado incluso la dimisión de Francesc Giménez Gusi, responsable del ámbito penitenciario en Cataluña. Justicia ha reconocido también que las cárceles de esta comunidad presentan carencias de seguridad y anuncian un plan de medidas urgentes para reforzar la vigilancia. Todos estos incidentes han dirigido la atención de la sociedad española hacia sus cárceles, las condiciones de los presos y las medidas de seguridad con las que cuentan. Las denominadas cárceles de nueva generación, como la de Soto del Real, Topas, Aranjuez o Dueñas no han presentado este año ningún incidente. La administración se ha esforzado en los últimos años para mejorar la estancia en la cárcel. Hace unos días, por ejemplo, la Dirección General de Instituciones Penitenciarias ha decidido distribuir a partir de enero jeringuillas a los presos de las 69 cárceles españolas que lo soliciten. El objetivo es combatir el sida dentro de las prisiones, que afecta al 16 por ciento de los internos, y la hepatitis C, padecida por el 46 por ciento. El interno la solicitará de forma confidencial al médico de la prisión, aunque esté prohibido el consumo de drogas en los centros penitenciarios. Los directores de las cárceles podrán seleccionar los presos a los que se entregará el material. Muchos centros se han sumado al programa para reducir la proliferación de enfermedades contagiosas. Otros problemas, además del VIH, siguen sin resolverse, como es en el caso de las prisiones de Ponent, en Lérida, y Puerto I, en el Puerto de Santa María. Las peleas entre presos, las agresiones a funcionarios o las fugas son algo rutinario. El ayuntamiento de Lérida ha solicitado que se reduzcan el número de presos peligrosos y que los traslados a los centros médicos se sustituyan por la visita del doctor a la cárcel.

Fotografía de Carmen Rosa Fernández