ANÁLISIS DE DEPORTES
Hacer las cosas fáciles es lo difícil
Por Roberto J. Madrigal
3 min
Deportes15-07-2007
Menos mal para Honda que han conseguido ganar una carrera esta temporada, y ya iban nueve sin conseguirlo, porque además, la cuenta ya engordaba desde la temporada anterior. La revolución que supuso el cambio de reglamento en MotoGP –reducción de cilindrada, reducción del número de neumáticos disponibles, etcétera– la intento aprovechar el equipo del ala dorada para someter a revisión numerosos conceptos de su montura, la RC212V. Pero tanto cambio acabó por salir rana, pues la tarea de poner a punto todo el conjunto resulta harto complicada para los pilotos. Normal que el bueno de Daniel Pedrosa, algunas semanas atrás, llegara a alzar la voz para quejarse de que el trabajo en la escudería estaba siendo un caos, y menos mal que el de Castellar del Vallés, con un pilotaje mucho más fino técnicamente que el de Nicky Hayden, no ha tenido tantos problemas como el estadounidense… La crisis está sacando a relucir las vergüenzas del método de trabajo de Honda, basado en los ingenieros y con procedimientos hasta el más mínimo detalle. Durante mucho tiempo, sumando victorias como una apisonadora, la fórmula se reveló acertada. Pero el primero en quejarse de la poca importancia que se daba al piloto fue Valentino Rossi, al final de la temporada de 2003, y tras él han ido desfilando pilotos curtidos como el italiano Max Biaggi –del que Honda, por cierto, acabó echando pestes como ningún otro– y el brasileño Alex Barros. Ninguno de ellos es manco, pero el papel del piloto es fundamental para comprobar que las innovaciones en las piezas no perjudican al equilibrio en el rendimiento de la motocicleta. Porque en Honda, una parte de lo sucedido ha sido que las mejoras no han rendido todo lo bien que se esperaba de ellas. La montura ha sido difícil de poner a punto y es tan delicada que cualquier cambio, por mínimo que sea, acaba perjudicando a alguna otra área que funcionaba correctamente. Los pilotos oficiales –Hayden, Pedrosa y el italiano Marco Melandri– no consiguen concordar en los avances que necesitan, y como quiera que sólo una vez que han descartado emplear determinadas piezas, éstas pasan a los equipos satélites de Honda –esto es, aquellos con los que existe un contrato para suministrarles el material– después de varias carreras, por lo que todo el proceso se acaba ralentizando de modo exagerado. No sorprende, pues, que marcas que tampoco están consiguiendo el rendimiento esperado, como Yamaha e incluso Suzuki, básicamente porque se quejan de que al motor le falta potencia, le estén mojando la oreja a Honda, cuyo propulsor está siendo demasiado brusco y dificulta el pilotaje. La estructura de Ducati, mucho más pequeña –a pesar, ojo, de que tampoco sea la panacea, porque un error de planteamiento en la ingeniería de la moto es muy complicado de corregir–, tiene esa mayor agilidad para que la comunicación fluya entre piloto, ingeniero y mecánico. Pero lo errado no es darse cuenta del problema, sino tener el coraje de encontrar las soluciones y rectificar. Y por lo que parece, en Honda todavía sobra orgullo y falta dar el brazo a torcer. Habrá que ver si la victoria es un primer paso, o si sólo es un parche en tanto que se proyecta una nueva moto para 2008.
