ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Verano
Por Almudena Hernández
1 min
Sociedad29-07-2007
El sonido de las olas. Un largo paseo. Alquitrán en la sandalia. Una odisea en cayuco. La siesta. Un mosquito que intimida el sueño y amenaza meterse por el oído. El escozor de la medusa. Un helado de leche merengada. La sal marina secándose en la espalda. Un accidente en la tercera curva. Tomar el fresco a las tantas. Tener que trabajar. Gazpacho. Castillos de arena. La sala de urgencias de un hospital. El olor de la dama de noche. El atasco en el paseo marítmo. Madrid vacío y ¡sin coches! Amanecer a la hora del aperitivo. Escribir versos en un papel. Piscinas naturales de agua dulce. Una sandía. La chiquillería chapoteando en la piscina. Estudiar para aprobar en septiembre. Crucigramas y revistas del corazón. Nacer. Cine al aire libre. Hacer la maleta. Tertulia en la terraza. Descubrir un lugar. Unos largos. El pringue a crema para tomar el sol. El niño que salpica arena. Jugar al mus. Hacer trampas. Mandar una postal. Perder el avión. Enamorarse. El ajetreo de un puerto por la tarde. Un mercadillo. Una horchata. La sensación del césped mojado bajo los pies desnudos. La luna llena. Despedirse. El horizonte del mar desde una torre de vigilancia. Volverse a enamorar. Ir a pescar. Morir. El verano es mucho más que un cartel colgado en la puerta: cerrado por vacaciones. Abierto las 24 horas. Si las tienen, que las disfruten. Si no, no pierdan el tiempo. Un día que pasa es un tren que no vuelve. Olvidarse de todo. Olvidarse de lo que aburre. Hacer borrón y cuenta nueva. Intentarlo. Cambiar de planes. Tocar fondo. Aburrirse. Cambiar el chip. Relajarse. Atreverse. Descansar. Disfrutar. Hay sensaciones y momentos que pueden darse en cualquier circunstancia. Pero todos estos juntos suelen definir el verano. ¿O no?
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo