MACROECONOMÍA
La OCDE pronostica una desaceleración de la economía española para 2008
Por Carmen Jardón1 min
Economía26-05-2007
Tras dos años de crecimiento económico constatado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) desde finales de 2006, España ahora podría ver reducidas sus expectativas de crecimiento en 2008 a un 2,7 por ciento, cuando en 2007 era del 3,6 por ciento. La causa se encuentra en el sector de la vivienda.
Si recientemente un informe del banco de inversión estadounidense Morgan Stanley avisaba de una posible caída del sector de la construcción español, ahora es la OCDE la que da el toque de atención. Aunque ha calculado que el Producto Interior Bruto (PIB) de España aumentará cinco décimas en este año, más de lo que se esperaba, gracias al consumo privado, la inversión en máquinas y herramientas y el consumo público, se teme que se produzca un cambio de tendencia, relacionada con el descenso en el ritmo de aumento del precio de la vivienda y del número de compras de terrenos, así como una disminución en los permisos de construcción residencial. El problema que plantea esta desaceleración es que el mercado de la vivienda representa una parte muy elevada del PIB. Este hecho ya se ha dejado notar en los precios de las acciones de numerosas empresas del sector. Según la OCDE, este leve tropiezo de la construcción se verá compensado en cierta medida por el impulso de la inversión en máquinas y herramientas, consecuencia de los resultados positivos de las empresas. El consumo privado disminuirá con respecto a 2006 debido al excesivo nivel de endeudamiento de los particulares, fruto de los elevados créditos hipotecarios en la zona euro, que además se espera que sigan subiendo. Respecto al mercado exterior, las previsiones apuntan a que llegará a representar un 10,1 por ciento del PIB para este año y hasta un 10,5 por ciento en 2008. La OCDE recomienda, como solución para superar la desaceleración de la construcción, invertir en tecnología, ajustar la política fiscal para que alivie la presión sobre la demanda doméstica y fomentar la competencia en mercados de productos como la distribución minorista.