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REINO UNIDO

Reino Unido pide la extradición del presunto asesino de Litvinenko

Por J. F. Lamata MolinaTiempo de lectura1 min
Internacional27-05-2007

La investigación del asesinato del ex espía ruso Alexander Litvinenko, envenenado con Polonio en noviembre de 2006 en Londres, ha logrado su primera luz cuando los tribunales británicos han señalado al también ex espía Andrei Lugovoi. El nombre de Lugovoi era el primero en la lista de sospechosos tanto de la Policía como de la prensa desde poco después del crimen por la sencilla razón de que había estado con Litvinenko antes de que éste detectara los síntomas del veneno.

El conflicto judicial entre Rusia y Reino Unido tiene difícil solución, los británicos quieren extraditar a Lugovoi, pero los rusos no están por la labor. La Justicia de Londres se ampara en que Litvinenko era ciudadano británico, puesto que se había nacionalizado en aquel país y el crimen se cometió en su suelo, la rusa mantiene que si hay pruebas de que uno de sus ciudadanos es culpable, que se las envíen y lo juzgarán tribunales de Moscú. La idea no parece convencer a Reino Unido. Litvinenko era uno de los enemigos declarados del presidente de Rusia, Vladímir Putin, ya que era un miembro destacado de los servicios secretos rusos (FSB) durante el mandato de Yelstin cuando Putin era jefe del mencionado servicio. Litvinenko huyó del país en 1998 tras acusar a Putin y sus hombres del FSB de multitud de crímenes. Entre ellos, acusó al propio Putin de haberle ordenado asesinar al entonces secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Boris Berezovski, que, al igual que Litvinenko, también se exilió a Gran Bretaña. Desde entonces, Litvinenko se dedicó a acusar desde Londres al FSB de todo tipo de crímenes incluido la voladura de dos edificios de viviendas en 2002 y el asesinato de la periodista y colega suya de oposición a Putin, Ana Politkóvskaya, en 2006. Poco antes de morir, Litvinenko envió una carta de despedida dirigida a Putin: “Ha mostrado usted ser tan bárbaro y despiadado como afirman sus más duros críticos, no tener respeto por la vida, la libertad o algún valor de la civilización. Podrá lograr silenciar un hombre pero el aullido de protesta, señor Putin, retumbará en sus oídos por el resto de su vida. Que Dios se apiade de usted por lo que ha hecho, no sólo a mí sino a la amada Rusia y su pueblo”.

Fotografía de J. F. Lamata Molina