ANÁLISIS DE LA SEMANA
Medios, fines
Por Amalia Casado2 min
España25-11-2001
“Deberíamos tener muy claro la lección aprendida en un pasado remoto, pero también en un pasado más cercano, y es que la izquierda no puede confundir nunca instrumentos con fines”. Lo decía José Luis Rodríguez Zapatero el sábado. Quizás se refería a los Fondos Reservados, caso que ahora se está juzgando en el Tribunal Supremo, y para el que ha declarado como testigo el ex presidente Felipe González. Hay quienes aseguran que González no acepta que este partido pueda funcionar sin él. El PSOE afronta la rareza estadística de contar con el líder más valorado por los españoles mientras el PP permanece como partido favorito de los ciudadanos españoles. Algunos comienzan a lanzarle flechas a Rodríguez Zapatero y piden que cambie de estrategia, que se deje de suavidades, que en la oposición se ruge y si no se ruge, no se ganan votos. Zapatero afirma y reafirma que no se moverá, que no le moverán. Pero el movimiento se produce por debajo de la mesa, una vez más. Cambiar la estructura del Estado español es la buena nueva de los socialistas. Más bien, uno de esos medios puestos al servicio de ganar las elecciones. Ésa es la misión de un partido político: obtener el poder para poner en práctica un programa que considera bueno para la comunidad. El Estado tiene como fin garantizar a los ciudadanos la defensa de sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones. Se supone que es el pacto social al que llegan los hombres para que la Justicia, la Libertad y la Igualdad sean los criterios y principios que rijan la sociedad frente a la fuerza bruta. Por eso es importante que los juicios se agilicen, que se clarifiquen las relaciones entre Batasuna y ETA, entre el PNV y Batasuna, entre ETA y Gestoras pro Amnistía; que se clarifique el uso que se dio a unos fondos públicos que, por muy reservados que sean, están destinados al bien de los ciudadanos, y no al ensuciamiento de los fines del Estado. Que el Estado sea federal, totalmente centralizado o Autonómico es, al fin, un medio más para conseguir la mayor eficacia en esas funciones asignadas al Estado. Que el PSOE, como los demás partidos, busque el poder para dirigir el funcionamiento de ese Estado, es legítimo. Que no mida las consecuencias de los medios que propone para obtener ese poder, eso es otro cantar. Ojalá los socialistas hayan medido las repercusiones de esa apuesta por la Federalización de España. Pero algo desagradable perciben los ciudadanos cuando el PSOE sigue sin conseguir su confianza. Al menos, eso es lo que dicen las encuestas del CIS.
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Amalia Casado
Licenciada en CC. Políticas y Periodismo
Máster en Filosofía y Humanidades
Buscadora de #cosasbonitasquecambianelmundo