SIN ESPINAS
Los Silencios de García
Por Javier de la Rosa2 min
Opinión26-11-2001
"El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras". Los Silencios de El Larguero hicieron que José Ramón de la Morena no le diera la callada por respuesta a su éxito. En el libro desveló los entresijos de su ascenso a las cumbres radiofónicas haciendo de sus secretos inconfesables tiempo a, fórmulas argumentales para seguir proyectándose al infinito de las ondas. A partir de ese momento, curiosamente llegaron los Silencios de García; quien optó por la idea de no dar más publicidad a la campaña que PRISA dirigió, sin miramientos, contra él. Esa misma manera de actuar ha elegido en años sucesivos para tratar de ningunear a sus adversarios profesionales. Pero todo el mundo que sepa de él, conoce que García no calla ni debajo del agua. Conclusión: José María García ha utilizado siempre sus escasos silencios para decir algo. ¡Oh señor! Cuánto se puede decir con el silencio. A día de hoy, resultados de EGM por delante y desprestigio profesional y personal empujando por detrás, los silencios de la despedida se hacen obligatorios, aunque este alienado maestro vocacional de todos los periodistas deportivos trate de silenciarlos. García está ya trasnochado por tanta noche, la última oleada le ha dado un buen revolcón y los 505.000 oyentes a todo el mundo le parecen pocos después de que superara, en su día, el techo nocturno del millón. Eso y la frustración que le provoca la falta de apoyo ideológico y corporativo, amenazan con retirarle. En la noche del martes lo anunció entre precisamente eso, amenazas. En Admira no le admira nadie. Y el golpe de talonario que Villalonga instauró para crear un imperio mediático sigue siendo ahora insuficiente para contrarrestar al otro. Que, además de mucho dinero, tiene ideas -buenas o malas- pero ideas; y un proyecto común por el que trabajan un montón de personas. Aún así, no lo duden, a García, ese padre vocacional que dice haber pagado todos los recibos de la luz hasta su muerte, sólo lo va a retirar la vida. Él ni puede ni se atreve a guardar silencio para que otros empecemos a hablar...