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ANÁLISIS DE ECONOMÍA

E.ON no leyó a Maquiavelo

Fotografía

Por Gema DiegoTiempo de lectura2 min
Economía08-04-2007

Acorralada a alfilerazos, las esperanzas de controlar Endesa han acabado para E.ON. Tras sortear condiciones onerosas impuestas contra los mandatos de la UE, oposiciones internas, deshacerse de Gas Natural y perfilar una OPA que caminaba hacia su final, aunque fuese a trancas y barrancas, la salida a una situación cada vez menos halagüeña ha pasado por un pacto con sus enemigos. Decía Nicolás Maquiavelo en El Príncipe que “el príncipe que adquiere una provincia, cuyo idioma y cuyas costumbres no son los de su Estado principal, debe hacerse allí también el jefe y el protector de los príncipes vecinos que sean menos poderosos, e ingeniarse para debilitar a los de mayor poderío. Debe, además, hacer de manera que no entre en su nueva provincia un extranjero tan poderoso como él, para evitar que no llamen a ese extranjero los que se hallen descontentos de su mucha ambición”. “El que, por lo que a esto toca, no gobierne hábilmente –prosigue Maquiavelo-, muy pronto perderá todo lo adquirido, y aun mientras conserve el poder tropezará con multitud de dificultades y de obstáculos”. Y eso que en el siglo XVI no había endesas, porque el florentino podría muy bien haberse nutrido de la lucha por la eléctrica para salpicar de ejemplos su obra. Si Wulf Bernotat hubiera leído a Maquiavelo, tal vez hubiera sido capaz de prever el desembarco de otro “extranjero” en sus predios y la alianza de éste con un “príncipe vecino menos poderoso”. Si hubiera acudido a la literatura italiana, es posible que hubiera irrumpido en España de una forma menos hostil, tratando de lanzar una imagen amigable y conquistar a los elementos más díscolos. Si hubiera ojeado El Príncipe, en fin, quizás no hubiese anunciado su intención de quedarse en España y hacerse hueco en su mercado energético. Igual sólo es cuestión de nacionalidades y, únicamente por tratarse de literatura clásica autóctona, el volumen de Maquiavelo sí que ocupa un sitio preferente en las estanterías de Enel.

Fotografía de Gema Diego