ANÁLISIS DE ESPAÑA
Juntos pero no revueltos
Por Alejandro Requeijo
3 min
España07-01-2007
A fuerza de desengaños, uno acaba tomando la tonta costumbre de acudir al diccionario cada vez que los políticos intentan introducir con calzador alguna de sus medias verdades. Alguna de esas expresiones suyas siempre intencionadas y calculadas al milímetro. Gracias a la RAE, es fácil darse cuenta de que palabras como “romper” (Interrumpir la continuidad de algo no material) y suspender (Detener, diferir) pueden, o no, ser lo mismo, dependiendo del pie con el que te levantes por la mañana, de la voz que las pronuncie o de las ganas que tengas de escuchar. Lo mismo que aquel “permanente” tenía lo mismo de definitivo que de temporal, al final, todo esta condicionado en función del cristal con el que se mire. Por ello, tonta e inútil costumbre esa de pedir explicaciones al lenguaje ya que, a la vista está, incluso eso puede acabar sucumbiendo a las intenciones de los malintencionados. “El atentado de ETA en Barajas, además de un acto criminal, ha sido un paso completamente inútil para las intenciones de la banda”. Más allá de debates que no llevan a nada, esta sería la declaración más importante de cuantas se han escuchado en los últimos días. La dijo el presidente del Gobierno tras más de dos horas de reunión con las familias de Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate. Tiene una especial relevancia porque habla del futuro y de las repercusiones del hecho de que los terroristas hayan decidido poner fin a su alto el fuego. No hay que engañarse, ETA tan sólo se que quitó el disfraz de cordero y se mostró tal cual es. Nada se puede esperar de una banda con más de 800 muertos a sus espaldas. Es por ello que son los demócratas quienes tienen la enorme responsabilidad de hacer que, efectivamente, lo de la T4 haya sido un paso en falso para los terroristas. Pero lo cierto es que una semana después de la explosión, el resultado ofrecido por la clase política no es muy esperanzador. Se abre una nueva etapa en lo que a lucha contra la violencia se refiere. Nueva porque al parecer el Gobierno no está por la labor de reeditar la vieja y efectiva alianza PP-PSOE. En su lugar, apuesta por abrir el Pacto Antiterrorista a todas las fuerzas políticas. Se trata de una iniciativa elogiable desde el punto de vista teórico, pero desde un enfoque práctico resulta cuanto menos complicado. Estaríamos hablando de un frente anti-ETA en el que se integrarían partidos como ERC, quien en su día no tuvo reparos para pactar con los asesinos una tregua exclusiva para Cataluña y ahora dice que fueron los terroristas quienes más pusieron de su parte durante el proceso. También estará el PNV, fundamental en la tarea de acabar con la violencia en el País Vasco, pero inmerso en una división interna que se debate entre la ruptura con el modelo Batasuna o continuar como siempre. IU deberá esforzarse en recordar a Ezquer Batua que, a partir de ahora, será necesario algo más que condenar la violencia. Incluso habrá que mirar con lupa el papel del PP. Los populares, a diferencia de otras ocasiones, no se han negado a la posibilidad de abrir el Pacto. Esperemos que su postura no se deba a la tentación de continuar recordando al Ejecutivo su fracaso, sino al interés de sumar fuerzas. Por su parte, los socialistas deberán cerrar definitivamente la puerta a una estrategia que no ha dado resultado en lugar de apoyar manifestaciones como la del lehendakari Ibarretxe. No obstante, la tarea más difícil del PSOE será evitar que lo que debería ser un pacto anti- ETA derive como en toda la legislatura en un pacto anti-PP. Será el Gobierno quien deba llevar la iniciativa con responsabilidad en este ambicioso objetivo de unir fuerzas contra el terrorismo. Mientras tanto, uno vuelve a caer en la tentación de… Unión, dicese de la asociación de personas o entidades para un fin común. Que así sea.
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Alejandro Requeijo
Licenciado en Periodismo
Escribo en LaSemana.es desde 2003
Redactor de El Español
Especialista en Seguridad y Terrorismo
He trabajado en Europa Press, EFE y Somos Radio