Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

SIN CONCESIONES

Política y moral

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura3 min
Opinión10-12-2006

"La moral se esgrime cuando se está en la oposición; la política, cuando se ha obtenido el poder". Esta brillante frase del filósofo José Luis López Aranguren describe a la perfección uno de los peores rasgos de la política española. Nuestros dirigentes recurren a la moral sólamente cuando les conviene. Bastan dos ejemplos. Poco o nada le importaron los principios morales al PP, que se define a sí mismo como un partido "cristiano", cuando apoyó desde el Gobierno la última guerra de Iraq. En cambio, el PSOE olvidó en la oposición sus ideas laicistas y anticlericales para utilizar al Papa Juan Pablo II como estandarte contra aquella intervención bélica. Pero ahora que han cambiado las tornas es el PP quien enarbola la bandera de la moral -ante la falta de otros argumentos- contra la negociación política con ETA mientras el PSOE subordina cualquier idea o principio a su interés político de acabar con el terrorismo. Así es la doble moral de nuestros mandatarios. Pero la moral tiene mayor trascendencia de la que algunos le prestan sólo cuando están en la oposición. El británico Francis Bacon dijo que "es muy difícil hacer compatibles la política y la moral". Tenía razón mas no es imposible. Política y moral encajan mutuamente cuando el hombre tiene voluntad de compaginarlas. La tarea es ardua y, por eso, la tentación de renunciar a la moral se cruza constantemente en la vida de todo ser humano. El verdadero problema llega cuando, lejos de olvidar la moral, ésta se intenta permutar desde la política y para la política. Eso es, precisamente, lo que lleva haciendo Zapatero desde que ganó las elecciones. El último paso del presidente del Gobierno consiste en inventar una asignatura como Educación para la Ciudadanía que persigue imponer una nueva moral a las futuras generaciones, según la cual es el Estado quien decide lo que está bien y lo que está mal. Algo similar ocurre en el diálogo con ETA: el Gobierno trata de convencer a los ciudadanos de que negociar con terroristas es un acierto porque así se evitan muertes. Zapatero cree, desde su desconocimiento y plena ausencia de moral, que el fin justifica los medios. Y no es así. En casi tres años de mandato, Zapatero ha demostrado que el fin de su política no son las personas; sino los intereses de pequeños colectivos que le votan, los beneficios económicos de las empresas de sus amigos y el poder de los medios de comunicación que le prestan apoyo. La gran equivocación del jefe del Gobierno queda descrita con exactitud en una cita del filósofo alemán Johann Herder: "Para la política el hombre es un medio; para la moral es un fin". Este pensamiento ha calado incluso en el Tribunal Supremo, que sorprendentemente considera legal que un partido ilegal como Batasuna mantenga reuniones políticas con otras formaciones. No cabe mayor insensatez. La deliberación, además, contradice la sentencia mediante la que el propio Tribunal Supremo declaró ilegal a Batasuna en 2003 y le prohibió hacer política. No cabe, por tanto, mayor incoherencia. Con esta decisión, los magistrados despejan el camino para conformar la mesa de partidos extraparlamentaria, exigida por Batasuna, que negociará un nuevo estatuto para el País Vasco, incluidas la autodeterminación y la anexión de Navarra. Ya no hay escollos legales para que Otegi, aun perteneciendo a un partido ilegal, se siente con partidos democráticos. Una vez más, la política suplanta a la ley con tal de favorecer sus intereses. Tampoco le importa a Zapatero atropellar a la moral en su empeño enfermizo por negociar con ETA. Sin principios morales no hay criterio y, sin criterio, no hay base para la discrepancia. Todo sea por perpetuarse en el poder. Al fin y al cabo, como denunciaba el filósofo español, la moral únicamente se esgrime en la oposición. Cuando alcanzan el poder, los políticos creen tener derecho a hacer lo que les plazca. Otra inmensa confusión.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito