ANÁLISIS DE SOCIEDAD
Profeta en su tierra
Por Almudena Hernández
2 min
Sociedad03-09-2006
Según lo que parece pensar el presidente del Gobierno ahora resulta que si andamos asqueados en el trabajo es porque también lo están los inmigrantes. No es que el jefe sea un malage, sino que como durante el Gobierno anterior (el del Partido Popular) vinieron un montón de ilegales a España, ahora, claro, pasa todo eso del moobing y la discriminación a las mujeres. Y vayan en estas líneas mis disculpas al señor (Rodríguez) Zapatero, pues lo último es interpretación mía, aunque creo que poquito tiene que ver con los cayucos que un jefe haga la broma a sus empleadas de amenizar la semifinal de baloncesto España-Argentina imitando a las animadoras que saltaron sobre el parqué en Japón. Broma con poco gusto, por cierto. A ver si el próximo año, cuando el presidente acuda a su tradiconal discruso en Rodiezmo (León) se lo pregunta a quienes intentan vender un CD vestidos de indios en pleno puerto de Pajares o cinturones de marca de imitación en el mercadillo paralelo que se monta a la fiesta de los mineros. Menos mal que a 500 metros del escenario en el que habló (Rodríguez) Zapatero había otro hombre que hablaba de la Verdad, con mayúscula. Y lo hacía sin rencor, sin echar la culpa al otro, sin irritarse y sin irritar, disculpando todo, perdonándolo todo, pidiendo el bien por y para todos: por los turistas que regresan de vacaciones, por los enfermos, por las familias y por los dirigentes. A ZP (Rodríguez Zapatero) no le debió llegar la cobertura de las palabras de ese hombre, como tampoco hizo caso a las pancartas que hasta en su tierra criticaban su trabajo: unas pedían agua, otras se quejaban del trazado de las vías del tren... Este año, el paisaje verde de las montañas de León estaban más secas que en ocasiones anteriores. Ójala que en la próxima fiesta de los mineros los árboles desidratados no se hayan convertido en leña seca víctima de un indendio como los que han asolado Galicia. Y no, precisamente, porque algún loco tire una colilla al pasto. Sino porque el ambiente se empieza a caldear hasta en León y dentro de un año puede estar que arde. Ya lo dijo ése al que se refería el otro hombre al que no escuchó (Rodríguez) Zapatero en Rodiezmo. Nadie es profeta en su tierra. A este paso los mineros tendrán que celebrar su fiesta en Plutón si no quieren clamar en el desierto. ¡Ah! que ya no existe... Por cierto, la frase aquella la dijo Jesucristo.
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Almudena Hernández
Doctora en Periodismo
Diez años en información social
Las personas, por encima de todo