Esta web contiene cookies. Al navegar acepta su uso conforme a la legislación vigente Más Información
Sorry, your browser does not support inline SVG

SIN CONCESIONES

Después del verano

Fotografía

Por Pablo A. IglesiasTiempo de lectura3 min
Opinión30-07-2006

Puede estar pasando ahora mismo. Mientras que millones de españoles toman el sol en la playa, mientras los periódicos reducen el número de páginas, mientras el Parlamento está cerrado, mientras los inmigrantes son centro de atención y mientras los políticos quedan relegados a un segundo plano. En este mismo momento, puede estarse produciendo una reunión entre el Gobierno y ETA. La negociación puede haber comenzado sin que nadie lo sepa. Zapatero puede estar negándose a pagar un precio político por el final del terrorismo o puede estar hablando de la independencia del País Vasco. Lo que sí es seguro es que permitirá que los asesinos se presenten a las elecciones municipales de 2007. Aunque la Ley de Partidos lo prohibe expresamente, ETA tendrá voz y voto en decenas de ayuntamientos vascos el próximo verano. Puede parecer un escándalo pero lo cierto es que el Ejecutivo socialista ya toleró en 2005 que el entramado terrorista concurriese a los comicios autonómicos vascos. Este es un buen momento para contar algunos secretos sobre la negociación entre el Gobierno y ETA. Precisamente, porque millones de españoles descansan en la playa, los periódicos apenas tienen clientela, el Parlamento está de vacaciones y a nadie le preocupa la política. Ahora no pero dentro de un año sí. Para entonces, Si ETA no ha desaparecido por completo, la lucha contra el terrorismo habrá retrocedido casi una década en el tiempo y la banda tendrá garantizada su existencia durante otros cuatro años más. El regreso de los asesinos a los ayuntamientos vascos supondrá una inyección económica, social, política y moral para sus fines. Los concejales que antes espiaban a las víctimas y recopilaban información para los atentados ahora tendrán garantizado un sueldo público durante cuatro años. En los ayuntamientos encontrarán un altavoz para difundir su ideología fascista. Las instituciones democráticas servirán de lavadora para su imagen criminal. Y así, incorporados de nuevo a la normalidad política, sus bases se sentirán vencedoras del "proceso" tras cuatro años de subsistencia en la ilegalidad y persecución judicial. Cuando llegue ese momento, pactado ya entre el Gobierno y ETA, la banda debería anunciar su disolución. Sin embargo, ¿quién garantiza que así ocurra una vez que los terroristas recuperen lo que habían perdido desde la aprobación de la Ley de Partidos? ¿Por qué iba a renunciar ETA a la violencia si no lo ha hecho en momentos peores? ¿Qué garantías tiene Zapatero de que así cesaran los atentados? ¿Cómo lo sabe? Y, sobre todo, ¿es una solución justa? Si verdaderamente el Gobierno no controla estos detalles, la irresponsabilidad de Zapatero por negociar con ETA adquiriría inmensas dimensiones. Pero si todo está bajo control y los pasos del camino están consensuados, en cambio, demostraría que ha mentido reiteradamente a los españoles. Ya lo hizo cuando aseguró antes del alto el fuego que no había conversaciones con ETA y los hechos han demostrado que se reunió al menos dos veces, una en Suiza y otra en Noruega. He aquí un secreto. Cuando un humilde periodista plantea esta clase de dudas a responsables en La Moncloa, éstos sostienen que no hay nada que temer porque el "proceso" está pactado. Dicen que sólo hay que mover las fichas tal y como se ha fijado antes de iniciar la partida. Sin embargo, los temores renacen fácilmente porque el acuerdo no es con señores británicos, de palabra y bien vestidos. No. Cualquier acuerdo con ETA será con una banda de criminales que ha asesinado a más de 800 personas a lo largo de 40 años, que quiere acabar con el Estado, que incumple la ley y que miente cuando le conviene. Por eso la negociación que puede estar produciéndose en este mismo instante en una ciudad del norte de Europa deja intranquilo a más de uno. En ocasiones dificulta el sueño y casi convierte en tortura estas vacaciones. A ratos uno desea que el mes de agosto concluya cuanto antes para averiguar si Zapatero ha vendido la democracia a precio de saldo o ha defendido con firmeza la Justicia y la Libertad.

Fotografía de Pablo A. Iglesias

Pablo A. Iglesias

Fundador de LaSemana.es

Doctor en Periodismo

Director de Información y Contenidos en Servimedia

Profesor de Redacción Periodística de la UFV

Colaborador de Cadena Cope en La Tarde con Ángel Expósito