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SIN ESPINAS

No se dan las condiciones

Fotografía

Por Javier de la RosaTiempo de lectura5 min
Opinión21-05-2006

No se dan las condiciones para la Paz política en España. Ni la actitud de los terroristas y su entorno, ni la actuación y procedimiento utilizado por el Gobierno de la Nación, ni las intenciones de la oposición y los partidos nacionalistas vascos, ni la postura de muchos representantes de las víctimas permiten a la sociedad española confiar en la solución a este grave problema. Así lo evidencia el análisis de la situación, algo más de dos meses después de que ETA anunciará su ambiguo “alto el fuego permanente”. La encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), -el organismo del Estado con mayor presupuesto para el análisis y prospectiva de la sociedad española- revela que el 53,9 por ciento de los españoles ve con escepticismo y dudas este alto el fuego. Además, el 49,4 considera poco o nada probable que esta iniciativa permita acabar con el fin de la violencia. Las razones de este escepticismo mayoritario son muy contundentes. Desde que se declaró el "alto el fuego permanente”, ETA no ha dejado de provocar inseguridad con sus acciones y declaraciones: han seguido rearmándose a través del robo y el entrenamiento de terroristas; se ha probado que han continuado extorsionando a empresarios y han perseverado en sus acciones de amenaza a políticos vascos y navarros. Además, el resto de su entorno ha continuado provocando destrozos, disturbios y alteraciones del orden civil a través de la kale borroka. Sus declaraciones y las de su brazo político son aún más descorazonadoras. En abril ETA exige la autodeterminación y una amnistía total de sus presos para que haya negociación; pide que el Ejército y las Fuerzas de Seguridad del Estado abandonen el territorio vasco así como que se desactiven las unidades antiterroristas de la Ertzaintza; y reinvidica de nuevo Navarra y el País Vasco francés. A pesar de que el Gobierno trata de disculpar las declaraciones políticas de ETA, el portavoz batasuno Arnaldo Otegi le aclara que el mensaje no ha cambiado pese al "interés denodado" del Ejecutivo en hacer ver lo contrario. El mismo Otegui exige días después que el gobierno y los jueces dejen de actuar contra él y contra el entorno de la banda. En un último comunicado, ETA revela de nuevo su actitud ante el proceso asegurando que no va a "aceptar mansamente el actual marco sin ningún cambio político". Ante esta actuación, el Gobierno y su presidente Zapatero han mantenido una postura de absoluto distanciamiento con la realidad que, al menos públicamente, ETA le ha estado mostrando. Primero, no condenando ni haciendo referencia a los actos de terrorismo callejero del entorno etarra -sólo una vez de tantas en dos meses, Rubalcaba lo atribuyó a la kale borroka-, esforzándose públicamente por justificar las declaraciones de Otegui, a pesar de que este mismo reafirmaba la intención de sus palabras; y por último intentando negar las extorsiones de ETA a empresarios, hasta que los propios terroristas, el 14 de mayo, confirmaron que habían seguido con esta actividad después de su declaración de "alto el fuego" y no antes, como afirmó Zapatero en la Cadena Ser. Esta actitud de huida hacía adelante y de seguir el proceso aún con toda la ausencia de garantías que la realidad le propone, se agrava con el anuncio del Zapatero el 21 de mayo en el que asegura que comenzará el dialogo con los terroristas aunque no se hayan garantizado las condiciones de igualdad y libertad entre los interlocutores; que son: la sociedad española representada por su gobierno y los terroristas. Además, el proceso avanza sin que ETA reconozca ni respete el marco legal que regula la Justicia española; y con la amenaza permanente de quien no ha declarado una tregua definitiva ni ha entregado sus armas. Además, algunas declaraciones del actual ministro del Interior, desvelan que en ese proceso se harán concesiones que solo podrían contemplarse tras la desaparición definitiva de ETA. A este sinsentido de “imponer la paz” a toda costa y a cualquier precio por no se sabe qué aspiraciones de pasar a la Historia o conseguir amplios réditos electorales, se une la falta de colaboración de la oposición, de los medios de comunicación afines a los partidos mayoritarios, que sólo fomentan la confusión y la división social; y la desesperanza de los partidos nacionalistas vascos. Las declaraciones del consejero de Justicia del País Vasco, Joseba Azcárraga, así lo atestiguaban cuando este vinculaba la Paz a que el proceso termine antes de que comience el tiempo electoral. A todo esto hay que unir la instrumentalización política que los dos partidos mayoritarios han hecho y siguen haciendo de las víctimas del terrorismo. En los últimos tiempos la batalla por adueñarse de las voluntades de quienes más han sufrido esta situación ha llevado a generar y dar pábulo a corrientes que dividan a la principal asociación, la AVT con ataques a la gestión del actual presidente aireadas por los medios de comunicación afines a cada trinchera. Por su parte, la Iglesia ha recalcado que para que la Paz llegue es necesario que la Justicia y el Perdón sean los protagonistas. En este sentido, el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, le ha pedido a los terroristas que pidan perdón por el dolor infringido a tantos seres humanos y sus familias; víctimas todos del horror y el odio que han generado. Y por último, ha instado a las víctimas a perdonar a los causantes de tanta injusticia. Ante estas peticiones para sanar heridas y lograr una futura reconciliación que lleve a la paz social y personal, algunas asociaciones como el Foro de Ermua han pedido su dimisión por siquiera plantear esta posibilidad. Como digo todas estas circunstancias han calado en las mentes y los corazones de la mayoría de los españoles que se han dado cuenta de que no se dan las condiciones, que la Paz así es imposible.

Fotografía de Javier de la Rosa