FRANCIA
El modelo social se revela intocable al Gobierno francés
Por Salva Martínez Más. PARÍS2 min
Economía26-03-2006
Antes de que el primer ministro francés, Dominique de Villepin, aprobara gracias al sistema del decreto-ley la “ley por la igualdad de oportunidades” que contiene el Contrato Primer Empleo (CPE), los ciudadanos franceses estaban mayoritariamente de acuerdo con esa medida.
La opinión francesa cambió antes de que la ley entrase en vigor. A primeros de marzo el Instituto de Estudios de opinión CSA publicaba un sondeo en el periódico de la capital, Le Parisien, según el cual el 68 por ciento de los franceses se oponen al CPE. Un hecho que pone de manifiesto que, desde la aprobación de la ley en febrero, el estado de opinión en el Hexágono no ha hecho más que empeorar para los intereses del primer ministro francés. Su CPE, “su” porque De Villepin se ha presentado como el principal garante del texto, es entendido por los 12 sindicatos de estudiantes y trabajadores opuestos al nuevo contrato como un intento de romper con el modelo social francés. Lejos de suponer una revolución liberal del mercado laboral, el CPE y su predecesor que vio la luz en agosto, el Contrato Nuevo Empleo (CNE), que se aplica a toda persona en edad de trabajar, implican una mera flexibilización del mercado de trabajo. Prueba de que el binomio CNE-CPE no supone una gran reforma laboral sino sendos pasos hacia la misma es que la patronal francesa, El Movimiento de las Empresas de Francia (MEDEF), declaraba el lunes pasado en boca de su presidenta, Laurence Parisot, que, a pesar de la existencia de los nuevos contratos, la MEDEF todavía “espera tener un gran debate sobre la reforma del mercado laboral”. En cualquier caso, la oposición a la flexibilización laboral es manifiestamente mayoritaria y cataliza muchos más fenómenos que el mero rechazo a una reforma del modelo social francés. Además, a la oposición del bloque sindical que forman estudiantes y trabajadores que harán huelga este martes, se suma a la lista de problemas del Gobierno uno nuevo que tiene mucho de déjà vu: la violencia juvenil desatada hace dos sábados en la plaza de Nation y que asoló coches y comercios en el barrio de los Invalides el jueves pasado. Sin quererlo, la gestión política que ha hecho De Villepin del CPE ha desplazado al centro de París las batallas del pasado otoño entre los jóvenes de las afueras de la capital y los policías antidisturbios. “Nos tratan como mierda en los suburbios. Ahora vamos a enseñarles cómo se siente uno”, decía uno de los jóvenes que participó el pasado jueves de los violentos disturbios que se produjeron en el distrito número 7 de París. Flexibilización del mercado laboral, primero, reforma de éste, después, oposición de los actores sociales a ambas cosas, violencia producto de la exclusión social de miles de jóvenes franceses. A De Villepin se le acumula el trabajo antes de las elecciones presidenciales de 2007.